viernes, 16 de noviembre de 2007

El Tribunal de las Aguas de Valencia

El presidente del Consejo General del Poder Judicial, representado por su presidente, Francisco José Hernando, homenajeó al Tribunal de las Aguas de Valencia por su carácter único y milenario, que ha sido propuesto como Patrimonio de la Humanidad. En presencia de todas las autoridades valencianas, entregó al presidente del Tribunal, Ricardo Berenguer, y a los ocho Síndicos, distinciones conmemorativas del acto. Las acequias son Quart, Benager - Faitanar, Mislata, Favara, Rovella, Tormos, Mestalla y Rascanya. Este Tribunal tiene más de mil años de antigüedad, puesto que procede del año 960 y es el más antiguo del mundo civilizado. Todos los jueves del año, excepto los navideños, se reúne a las 12 horas en la Puerta de los Apóstoles de la Catedral. Tiene como misión mantener el orden en la Huerta, en la que el agua a menudo escasea tanto. El Tribunal ha sabido sobrevivir durante tanto tiempo merced a buen hacer y la rectitud con la que se ha gobernado. Los juicios son orales, tienen lugar en valenciano y los fallos son acatados sin discusión. Al parecer, la megalomanía catalanista todavía no ha encontrado el modo de atribuirse el mérito de esta admirable institución, como tiene costumbre hacer con lo valenciano. Últimamente y según cuenta Baltasar Bueno, hablan de la catalanidad de Sorolla, ¡nada menos que de Sorolla!, y de la pintura de Sorolla. La fenicia y redundante AVL dio soporte con su presencia en Fránkfort de la apropiación por el catalanismo de toda la cultura valenciana. Confieso que me agrada el catalán y también la butifarra amb mungetes, pero todo ello en su ámbito. ¿Qué necesidad tienen de apropiarse de lo ajeno? Los valencianos merecemos tanto respeto como los demás y tenemos derecho a decidir las normas gramaticales de nuestro idioma y las palabras que nos resultan más apropiadas. El idioma en el que se viene desenvolviendo a lo largo de los siglos, el Tribunal de las Aguas.
En la foto, portada del libro Tribunal de las Aguas, escrito por María José Mascarell Navarro, Ramón Tarín López y Daniel Sala Giner.

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