Hemos de convenir en que el lugar de las víctimas no es la política en ninguna de sus vertientes, legislativa, criminal o penitenciaria; tampoco deberían influir en el sentido del voto de los electores. Hasta aquí es fácil estar de acuerdo, pero a lo mejor aún falta algo más. Las víctimas del terrorismo, porque de ellas se trata, tampoco deberían haber necesitado constituir asociaciones. Ha habido que especificar que se trata de las víctimas del terrorismo, puesto que víctimas hay muchas. Yo mismo he dicho más de una vez que lo ideal es no ser víctima ni verdugo, pero que cuando no hay más remedio que elegir las buenas personas optan por ser víctimas y las malas prefieren ser verdugos. Las víctimas del terrorismo no han tenido que elegir. Han sido seleccionadas por una banda atroz o sencillamente pasaban por el lugar en que los infames habían decidido poner una bomba. No tienen ninguna culpa, ni se les había dado ninguna oportunidad de defenderse o escapar. ETA existe porque el mundo impuro y lleno de dobleces e intereses creados. Una sociedad con mayor integridad moral hubiera rechazado de inmediato a la banda. En cambio, los partidos españoles, unos por unos motivos y otros por intereses diferentes, llevan a cabo políticas que favorecen a la banda. Que no vengan poniendo el ejemplo de Irlanda, porque no se debe el calzado con el solomillo. Sólo se puede dialogar de igual a igual. Hay que sentar, pues, unas bases previas. Los políticos no pueden prescindir de la Constitución, porque si lo hacen ya no representan a nadie; han de ser los etarras, entonces, quienes acepten la Constitución para poder dialogar. Una vez abandonado el limbo e instalados en la abrupta realidad, podemos volver a hablar de las víctimas, que han necesitado organizarse, porque no venían recibiendo tras sus atentados el trato que era justo. Una vez asociados para poder luchar por sus derechos, se encuentran con que se les humilla negociando con sus verdugos. Ven como se les manipula, por motivos electorales; se les trata de dividir o desprestigiar como grupo; algunos de ellos han de abandonar sus lugares de origen, por no poderse ganar la vida, por haberse quedado sin clientes; o se les instala un etarra en los bajos. Una víctima del terrorismo, puede ser antipática; o dar la impresión de que se equivoca en algo; u optar por una opción política que nos desagrada; o tener actuaciones difícilmente defendibles; etc. Ninguna de esas cosas hace que deje de ser víctima del terrorismo. Si cada uno hace de su capa un sayo en este bendito país, ¿por qué se pretende arrinconar y silenciar a las víctimas?
'La fe del ateo'
'El Camino del Cid'
'La máscara'
'La cortesana de Taifas'
'Tu mentira es mi verdad'
'La sultana de Venecia'
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