viernes, 30 de noviembre de 2007

“Terrorismo españolista”

Explotó un artefacto en la sede de ERC de Valencia, porque descerebrados hay en todas partes y dice Baltasar Bueno que desde el entorno catalanista se lanzaban acusaciones contra el “terrorismo azul” y el “terrorismo españolista” y también se llegó a decir que el Consell “es responsable del clima que ha provocado, con su explotación permanente de la tensión anticatalanista y del victimismo rancio”. Esta última palabra está muy de moda en Cataluña, unida al término españolismo. Todo lo que huela a español y sólo lo español es rancio en Cataluña. Cualquier otra ranciedad pasa desapercibida o no es tenida en cuenta. Pero la cuestión es que el Consell no fomenta la tensión anticatalanista, todo lo más se sirve de ella. Esa tensión, o gran parte de ella, desaparecerá en el mismo momento en que los catalanistas respeten la voluntad de los valencianos. Conviene imaginar lo que sucedería en Cataluña si la situación fuera la inversa. En esa bella y admirable región ha surgido la megalomanía. Tan es así que habiendo tanta gente admirable en la historia, en Cataluña ahora resulta admirable J. Pujol. Ahora bien, si se le compara con Arzallus, no cabe duda de que Pujol es admirable. En Cataluña conviven quienes se adhieren a la megalomanía, que incluye lo que ellos se empeñan en llamar País Valenciano, y quienes optan por defender su independencia. Estos últimos sufren algunas incomodidades. En la Comunidad Valenciana, que es el nombre oficial del Antiguo Reino de Valencia, hay sectores que padecen algún tipo de auto odio o complejo cultural y abrazan con fervor la causa catalanista. Pero todo parece apuntar a que se equivocan al tratar de explicar la personalidad valenciana. No comulga de buen grado el pueblo valenciano, en su generalidad, con esas tesis, y tratar de forzar el deseo de los valencianos puede ser hasta antidemocrático. Cada uno puede opinar lo que quiera, pero ha de respetar la opinión ajena. En lo que respecta a la lengua valenciana, el Consell le ha hecho un daño incalculable. Pero a los políticos de hoy en día sólo les interesa ganar las elecciones.

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