“El que és intolerable és que en ZP es pugui reunir amb ETA i el lehendakari no ho pugui fer amb Batasuna. Espanya està arribant a una límits de intolerància insuportables. Endavant Ibarretxe!” Lo que antecede es un comentario que figura en La Vanguardia de hoy, referido, como es fácil adivinar, a una información sobre Ibarretxe. Sirve como muestra de que en Cataluña se ha llegado a unos extremos en los que todo sirve para criticar a España. Lejos del comentario queda el asunto de la noticia, que no es otro que la procedencia del diálogo con los asesinos. Yo también soy de la opinión de que el diálogo es fundamental, pero ha de sentarse sobre una base. Yo estaría dispuesto a dialogar con un asesino múltiple, siempre y cuando partiéramos de la asunción de la culpa por su parte. Una vez encerrado él en la cárcel y habiendo asumido sus errores, sería posible el diálogo. En otras condiciones, es imposible, puesto que el diálogo necesariamente ha de ser de igual a igual. Por este motivo, resulta vergonzoso e indignante que miembros de los gobiernos españoles, actuando como tales, hayan acudido a negociar con terroristas, obviando por motivos electorales, la dignidad, la lógica y la experiencia. Ésta última indica claramente que siempre que los gobernantes han tratado con ETA, ésta ha salido reforzada, puesto que, como mínimo, la banda se sentido interlocutora del gobierno español. La lógica indica que una banda terrorista nunca puede llegar a un acuerdo aceptable con un gobierno democrático. ¿En que soñaban Aznar o Zapatero cuando negociaban con ETA? No es necesario hacerse esta pregunta en el caso de Ibarretxe. ¿Se avendría ETA a pagar por todo el mal que ha hecho? Pero es que aun en el caso de que se le perdonara eso, ETA no estaría conforme. Acerca de la dignidad humillada de los españoles con esas conversaciones, mejor no hablar. Y resulta que España está llegando a unos límites de intolerancia insoportables. ¿No será al revés? En España se tolera casi todo.
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