Los altos sectores eclesiásticos se muestran muy belicosos con lo que consideran una creciente laicidad. A nadie se le puede escapar, no obstante, que no se puede imponer la fe en Dios por decreto. Eso es algo que corresponde al ámbito íntimo de cada cual. Tanto si hay Dios como si no lo hay, los valores del cristianismo son altamente beneficiosos para la humanidad. Si esos valores fueran comúnmente aceptados y el género humano tratara de vivir de acuerdo con ellos, habría mucha menos hambre en el mundo. El hambre es posiblemente el mayor problema de todos y el más fácil de resolver teóricamente. En la práctica, son muchos los egoísmos que hay que salvar. Sería mucho mejor para la humanidad que se impusieran los valores del cristianismo a que se llenen los templos. Ésa es la tarea que deberían emprender los cardenales. Por otro lado, las religiones, tanto las más disparatadas, como las que tienen una mayor base o razón de ser, permiten fanatizar y utilizar a las masas. Si el Estado vela para que eso no pueda ocurrir, los líderes religiosos más responsables deberían felicitarse por ello. El Estado permite, alienta y ayuda a las Iglesias a que lleven a cabo su labor altruista y benefactora para la humanidad, pero impide que algunos despabilados utilicen su predicamento sobre sus seguidores para ponerlos en contra de la sociedad. Dicen que el Estado quiere apartar a Dios de la vida pública, pero Dios no tiene el porqué estar en la vida pública. En todo caso, está en las personas y ahí el Estado no tiene ningún poder. El Estado no puede arrancarle la fe a quien la tiene. Si los obispos hacen bien su labor de apostolado y dan ejemplo y testimonio del cristianismo, los creyentes acrecentarán su fe. Pero si los obispos se muestran muy apegados a los honores y gustan de la proximidad de los ricos y rehuyen a los pobres, son ellos los que ayudan a que algunos pierdan la fe.
1 comentario:
Repasa la historia sanguinaria de las Iglesias para imponer su ideología a herejes, infieles, agnosticos, etc. y llegaras a la conclusión de que no aportan nada bueno SOLO INTRANSIGENCIA Y ODIO.
Todos los dogmas religiosos son puros inventos humanos para dominar. Los buenos principios morales que contienen son independientes de los dogmas y los dioses, se pueden aplicar y cumplir sin que existan las religiones. El amor, la bondad, la caridad, el respeto, etc. no tienen nada que ver con la religión.
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