Los empresarios más importantes de España han elaborado un manifiesto titulado “Transforma España”, y el pasado día 15 de los corrientes una delegación compuesta por Eduardo Serra, José María Serra y Eduardo Punset, se lo entregó al Rey. Como es lógico, se ha remitido también al Congreso y a los partidos políticos.
Es evidente desde hace mucho tiempo que el sistema político español es insuficiente para regir con éxito los destinos del país. Ahora bien, eso no lo ha dicho Zapatero, ni tampoco Rajoy, con lo cual quedan ambos en muy mal lugar. Si los empresarios han dado ese paso que deja en ridículo a toda la clase política es porque la situación ha llegado a un punto de extrema gravedad, y los políticos deberían haber sido los primeros en darse cuenta de ello. Pero quizá son conscientes de que con mayor grado de democracia en los partidos sus posibilidades de medrar en la política disminuyen.
Una de las conclusiones a las que han llegado los redactores del documento es que si las cosas se hubieran hecho correctamente el valor-país sería seis veces mayor. En la conclusión anterior dice que en dos años, de 2007 a 2009, se ha perdido lo que se había ganado en diez. Lamentablemente, tal grado de incompetencia no tiene consecuencias penales. Las consecuencias, dramáticas, las sufren las personas más desprotegidas, para las que no hay compasión, por mucho que presuman de ello los políticos. Porque si tuvieran compasión no aumentarían el gasto, ni se endeudarían de tal forma, ni dejarían de pagar a sus proveedores.
Lo que dice el manifiesto sobre el sistema educativo, “es tercermundista”, merecería la cárcel preventiva para los responsables, y que en el juicio se les pidiera una condena alta. Los niños constituyen el mayor tesoro de un país. Deberían tener un trato preferencial.
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