Aparentemente, no debería ser muy difícil que personas con distintas creencias religiosas, ateos y agnósticos convivan entre sí. En la práctica viene a ser como meter varios gallos en el mismo corral. Lo que viene a demostrar que, en realidad, la lucha es por el poder.
Sin embargo, se trata de un asunto que tarde o temprano habrá que resolver, por cuyo motivo lo conveniente sería abordarlo cuanto antes. La única manera de conseguir la convivencia civilizada entre todos consiste en establecer de forma clara y rotunda que el ámbito de las religiones es el espiritual y que fuera de ahí no se les admite. Se ha de llegar a un punto en que la tolerancia con el Islam será recíproca o no será. Habrá que exigir a los gobernantes islámicos que admitan la libertad religiosa en sus países, sin cuyo requisito no se deberían autorizar las mezquitas en los occidentales.
Los residentes en los países democráticos deberían saber, de forma clara y taxativa, que ningún líder religioso puede dar órdenes que contradigan las leyes del país en el que viven. Es bajo un Estado inequívocamente laico como se puede dar la hermandad entre creyentes y no creyentes. Cuando la religión se mezcla con el poder puede surgir algo tan terrible como la diabólica Inquisición de antaño. En nuestros días ya se ve de lo que son capaces los líderes religiosos islamistas.
Los sentimientos son claramente manipulables, como sabe la legión de manipuladores que pulula por el mundo. Los sentimientos, además, pertenecen al ámbito de lo privado y, salvo que sea estrictamente necesario, no deberían salir a relucir. Las creencias se mezclan con los sentimientos y con mucha frecuencia se imponen a la razón, lo que no deja de ser una sinrazón. Lo más noble que pueden hacer los líderes de cualquier sector de la vida humana es dirigirse a la razón de las personas y no excitar el interés o manipular los sentimientos. La multiculturalidad sólo puede darse en un entorno civilizado, con unas reglas de juego claras.
'Felipe V'
'Tauroética'
'Fábulas contadas a los niños'
'Espejismos'
'Hablar sin palabras'
'Los tiburones han muerto'
'El Cid contado a los niños'
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