El International Bar Association's Human Rights Institute ha instado al gobierno de Hugo Chávez a liberar inmediatamente a la jueza María Lourdes Afiuni, arrestada arbitrariamente. Lo que ocurre es que todo lo que hace el tal Chávez es arbitrario, pero como se ha puesto la etiqueta de izquierdista y dice que lucha contra el Capital, la razón y la justicia quedan por debajo de la simpatía que le profesan los de la secta.
Es más fácil aglutinar a la gente en torno al odio, que en pos de un objetivo razonable, y así el tal Chávez, dice que combate al capital y al imperialismo, y ello le permite vejar a quienes señale con el dedo acusador, entre ellos la jueza Afiuni.
El dictador venezolano dice que combate al imperialismo, pero él mismo utiliza el dinero de los venezolanos para inmiscuirse en los asuntos internos de otros países. Esos países que están bajo el influjo de Chávez van, como la propia Venezuela, a menos. Los antiguos partidarios de Ollanta Humala, que antaño estuvo en su órbita, están decepcionados de que haya tomado otro rumbo. No saben la suerte que tienen de que haya tomado ese otro rumbo.
El Instituto de Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Abogados (Ibahri, por sus siglas en inglés) alega, entre un rosario de irregularidades sufridas por la jueza María Lourdes Afiuni, que el presidente Hugo Chávez, en un discurso televisado, la llamó bandida. Este detalle debería ser suficiente para que las personas sensibles de cualquier tendencia política mostraran su repulsa a este sujeto que preside el gobierno venezolano.
No se detuvo en ese epíteto el mandatario venezolano, sino que añadió que lo ocurrido con ella debería servir de ejemplo a muchos jueces. Y vaya que sirve: están todos atemorizados.
Ahora bien, lo que va a hacer Hugo Chávez con esta petición es sabido por todos.
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