El actual presidente de la CEOE, Juan Rosell, alega que los parados no hacen todo lo que pueden para encontrar trabajo, porque las estadísticas dicen que muchos lo encuentran cuando está a punto de finalizar el periodo de prestación al que tienen derecho.
Se observa en este modo de pensar el escaso respeto hacia el sufrimiento de quienes han perdido el trabajo, y en lugar de compadecerse de quienes se forzados por las circunstancias a aceptar un puesto de trabajo muy alejado de sus expectativas, o del que tenían antes, los trata ya de pillastres o de defraudadores.
Estamos en crisis, y la crisis española es fruto de la ineptitud de la clase política y de la codicia de muchos empresarios. Algunos trabajadores se sumaron a la fiesta endeudándose más de lo debido, pero la mayor parte de ellos ya han pagado sus culpas, al quedarse sin sus casas.
Pero la crisis ha servido para que a los trabajadores se les han quitado gran parte de los derechos que tenían, se les ha reducido el sueldo, se les ha llenado de inquietud, y no cont ento con eso, el presidente de la patronal les trata de cualquier modo, sin consideración ninguna. Trátales según tu propio honor y respeto, le decía Hamlet a Polonio.
El propio Rosell tiene otra actitud hacia las empresas, digamos que “más realista”. No es partidario de una amnistía fiscal, dice. (Algo de culpa de que estemos en crisis la tendrá el hecho de que haya empresas que no paguen los impuestos que deben). Para estas empresas, pide una “regularización fiscal”. ¿Qué será eso?
Y en el colmo del disparate compara el mercado de trabajo de Alemania con el de España y Cataluña. Que compare todo y no sólo lo que le conviene. Y a pesar de que preside un organismo llamado Confederación Española, se refiere a España y Cataluña como si fueran naciones diferentes.
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