Resulta que Álvarez Cascos tiene forofos, y lo sabe. Sin duda que es por eso por lo que fundó un partido que, curiosamente, lleva sus iniciales, FAC, al comprobar que en el PP le aplicaban su misma medicina.
Muchos de los españoles siguen la política como si fuera un partido de fútbol: sólo quieren que ganen “los suyos”, aunque sea de penalti injusto y en el último minuto. Como escribí que tiene cara de bruto, me han dicho que me mire la mía. ¡Cielo Santo! ¿Dónde me meto yo ahora? Podría haber escrito que es un guaperas, pero es que le veo cara de boxeador retirado.
Para hablar de Álvarez Cascos he debido sufrirlo primero, como político y como ministro, pero quienes me han insultado porque lo he criticado no saben nada de mí. No saben que yo considero que en España no tenemos democracia, dado que los partidos son, en realidad, estructuras piramidales de poder, por cuyo motivo los diputados no tratan de satisfacer las expectativas de los ciudadanos, sino las de quienes los han incluido en las listas. Para que me tomen el pelo, como es el caso, no voto.
Francisco Álvarez Cascos fue uno de los que tuvieron mucha influencia a la hora de hacer las listas, y a mantener la disciplina en su partido.
Álvarez Cascos no ha fundado un partido para traer la democracia a España, ni para defender a los asturianos, sino que se ha limitado a aprovechar el tirón que tiene en Asturias como respuesta al trato injusto que ha recibido del PP.
Lo que conviene es cambiar la forma de proceder de los partidos, para hacerlos más democráticos y ponerlos al servicio de los ciudadanos, no crear partidos nuevos que se sumen a los que ya hay, para aumentar la confusión.
Lo que ha conseguido con el nuevo partido es tener que volver a convocar elecciones, procedimiento que cuesta mucho dinero.
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