martes, 3 de septiembre de 2013

La Cataluña productiva

Es cierto que hay una Cataluña laboriosa y tenaz. Lo malo es que trabaja y se sacrifica por un grupo de gansos. El ganso catalán es un señor que vive muy bien, tiene un gran despacho, quizá más de uno, habla de forma solemne y, al parecer, no se conforma con el enorme poder que tiene y el sueldo que se ha puesto.
Debo reconocer, aun a mi pesar, que Albert Boadella es clarividente. Los catalanes, embobados por los encantadores de serpientes, han consentido que uno de sus mejores se vaya de Cataluña. Con decir que ellos escriben Catalunya aunque escriban en castellano está dicho todo.
Albert Boadella, uno de los mejores catalanes, no sólo ha tenido que irse de Cataluña, sino que cuando vuelve es abucheado o increpado. “Se dice que hay democracia en un lugar cuando alguien que opina lo contrario de la mayoría puede deambular tranquilamente por sus calles”.
En Cataluña, el odio ha tomado carta de naturaleza y cuando el odio se instala en un lugar las consecuencias son imprevisibles. Lo ha dicho Boadella, el Gran Catalán invitado de hoy: hay dos generaciones de catalanes educadas en el odio a lo español. Y esos catalanes, mansos, se han dejado. Qué le vamos a hacer.
El odio es, probablemente, lo que más votos da. Hay políticos despabilados, y no sólo nacionalistas, que lo entienden. Ese derecho a odiar, sibilinamente introducido, proporciona un enorme poder a los gansos. Sólo falta que no conformes con eso también se lo lleven. Quizá nos enteremos algún día que de todos los españoles son los gansos los que más se llevan.
Boadella también ha dicho otra verdad, que algún día resplandecerá de una vez por todas: “Jordi Pujol es lo peor que le ha sucedido a Cataluña en 400 años”. Cuando eso ocurra muchos catalanes sentirán vergüenza. 'Lo peor que ha sucedido a Cataluña' se reirá en su tumba.

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