lunes, 13 de abril de 2015

Andoáin, pueblo maldito

Del mismo que quienes condenaron a muerte a Sócrates le tienen ahora por un sabio y casi un santo, llegará el día en que quienes ahora desprecian a Joseba Pagazaurtundúa le dedicarán una plaza, pues lo considerarán como el héroe que fue.
Sobre la alcaldesa, Ana María Carrere Zabala, caerá toda la ignominia y el bochorno que merece por su actitud de denegar el permiso a la familia para que coloque en la plaza en la plaza en la que fue asesinado El buzón de Joseba, para que quienes callaron cobardemente ante el asesinato puedan descargar, de forma anónima si lo desean, sus conciencias.
Pero quienes callaron entonces votaron luego a Bildu, y callarán ahora ante la negativa de la alcaldesa a permitir el buzón. Las conciencias de quienes callaron siguen negras, del negro más feo.
La ignominia y el bochorno seguirán manchando el nombre de Andoáin, y el de tantas otras poblaciones en las que el apelativo 'humano' les viene ancho a sus habitantes.
Los nacionalismos sacan el lado más feo de la gente. Quienes creen que son de una raza superior a la de los demás siempre acaban demostrando que en realidad son unos mierdas. Las moscas revolotean a su alrededor.
Tiempo atrás me quité de mi lista a todos los que votan a Bildu, o comprenden a Bildu. Entre ellos y yo hay algo personal. Me consta que esos tipos cuando han de recibir una transfusión sanguínea, no preguntan si la sangre viene de Cádiz o de Marruecos. Tienen miedo a la muerte, pero no les importa matar a otros.
En el fondo, y también en la superficie, son unos envidiosos. Puesto que no son capaces de alcanzar la condición humana por sí mismos, 'comprenden' que los terroristas maten a otros, que muchas veces sí que han conseguido ser personas. Joseba Pagazaurtundúa fue uno de ellos, y somos muchos los que lo admiramos.

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