miércoles, 22 de abril de 2015

¡Pobres alumnos navarros!

Es una realidad que casi todos los partidos políticos españoles están contaminados en gran medida por la corrupción, y también lo es que los votantes, a la vista de lo ocurrido en Andalucía y de las encuestas en el resto de España, optan por los partidos más ensuciados por la corrupción y vuelven la espalda a los más limpios.
Pero con ser todo eso tan grave todavía hay algo peor y es lo que tiene que ver con ETA. Es sabido que el peldaño más bajo de la escala humana está ocupado por los etarras y asesinos similares. Se puede ser igual de malo que un etarra, pero peor no. Hay personas que colocan carteles en los que dice que han de viajar durante muchas horas para visitar a sus parejas, porque están encarceladas en tal o cual sitio. Pues que no vayan. ¡Qué vergüenza! Estar emparentado con un etarra es bochornoso. En lugar de presumir de eso, deberían esconderse. Que no ocurra eso da idea del generalizado deterioro moral al que hemos llegado.
Y ocurre que muchos profesores de Navarra están relacionados de un modo o de otro con ETA. ¿Qué clase de padre, o de madre, es quien confía a sus hijos a un maestro de esos? Poco demuestran quererlos.
Por su parte, los colegios, a la vista de lo que sucede, deberían exigir a todos sus profesores la declaración solemne, por escrito, firmada y rubricada, de que repudian a ETA y todo lo que hace ETA.
Los padres que entreguen sus hijos a profesores que sean simpatizantes de ETA o estén vinculados a ella son unos padres desnaturalizados, que ni quieren a sus hijos, ni se preocupan por ellos. ¿Y qué decir de los políticos que permiten que tal clase de profesores infecte las aulas? Habría que preguntarles públicamente a los líderes de todos los partidos políticos su opinión sobre el caso.

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