domingo, 12 de abril de 2015

López Aguilar, exministro

Cuando el gobierno de Zapatero nos reíamos de Pajín y de Aído (bueno, también de Blanco), sin percatarnos de López Aguilar también servía para la cosa. Rajoy también nos ha regalado unos cuantos de aúpa.
López Aguilar se creyó que con la que se empeñó en llamar Ley de Violencia de Género, en contra del parecer de los académicos de la RAE que recomendaron que se usara 'violencia doméstica', podría arreglar el mundo. Ahora se encuentra atrapado en su propia ratonera, pero bien protegido por su escaño. Debería dar la cara y renunciar a él. Debería.
Pero su caída en su propia trampa va revelando otras cosas. Ha trascendido, por ejemplo, que le dijo a su exmujer: “gorda, me merezco una mujer con más pecho” y eso no está bien que lo diga un ministro de Justicia. En realidad, no está bien que nadie diga eso. Pero que un ministro de Justicia que pretende acabar con la violencia doméstica cosifique a su mujer de ese modo tiene guasa. O sea, que se merece una mujer con más pecho.
Habría que averiguar por qué la mujer no le dio con la puerta en las narices en ese mismo momento. Cómo pudo enamorarse y vivir durante 17 años con un hombre que sólo se fija en los atributos físicos. Y también debería explicar ella por qué pensaba que un señor con esa manera de pensar podía arreglar alguna de las cosas que van mal en España.
Las cosas que Natalia de la Nuez le ha contado a la jueza titular del juzgado de Violencia sobre la mujer, lo dejan a él en muy mal lugar, pero también a ella, puesto que ha compartido su vida con este hombre durante unos cuantos años.
A Zapatero también lo deja en mal lugar, por haberlo elegido para ministro de Justicia., pero es difícil que se dé cuenta de eso.

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