jueves, 23 de abril de 2015

La pretensión de publicar los nombres de los 715

La política española es, cada vez más, como un circo al que acude la gente a contemplar a los enanos, gigantes y cabezudos. La política espectáculo se instalado de forma que parece definitiva, aunque cabe conservar la esperanza de que no sea así.
Ahora van a mogollón los principales partidos políticos exigiendo que se den a conocer los nombres de los 715 sospechosos, demostrando con ello su gusto por los linchamientos públicos y lo cómodos que se sienten en este modo de hacer política. Por parte del gobierno se perciben ganas de mostrar esa lista. Un representante suyo ha dicho que es «la repera patatera», alimentando con ello la curiosidad de las gentes.
Nadie ha dicho, sin embargo, que todo eso ha salido a relucir porque hay un partido político que trabaja bien, o sea que está haciendo aquellas cosas que prometió hacer cuando fue fundado.
Ninguno de estos 'grandes' políticos que quieren exponer a los sospechosos al juicio de la calle ha caído en la cuenta de que lo que interesa no es saber quiénes son los presuntos delincuentes, sino que las instituciones funcionen. Que el fraude fiscal y el blanqueo de capitales resulten muy difíciles de llevar a cabo y que la mayor parte de quienes lo hagan sean descubiertos en un plazo razonablemente breve y puestos en manos de la justicia.
Lo que importa no es el espectáculo, sino la confianza en las instituciones. En que aunque quienes estén en ellas o las dirijan no sean dechados de virtudes no tengan más remedio que actuar correctamente porque el sistema obliga a ello.
Pero a nuestra clase política no le interesa eso, porque se ha acomodado a un modo de vida, y a los votantes se conoce que tampoco, porque al no estar acostumbrados a al rectitud piensan que más vale malo conocido que bueno por conocer.

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