miércoles, 15 de abril de 2015

Es peligroso criticar a Rato

La vida está llena de peligros y uno de ellos y no el más pequeño es el de criticar a Rato. Se vio perfectamente, tras su espantada del FMI, que ya no cabe esperar que nos explique, que no tuvo problemas para encontrar unos cuantos consejos de administración en los que asentar sus posaderas.
Olivas pudo darse cuenta de que con Rato no valen bromas. Y ahora está el Banco de Valencia en manos de Fainé. Rato sacó a bolsa a Bankia y gracias a la querella de UPyD mucha gente ha recuperado su dinero. La contrapartida es que este partido ha gastado mucho dinero en la querella y está en peligro de extinción.
El editorial conjunto de los medios catalanes fue una vergüenza, pero no sólo se da en Cataluña. La sumisión de muchos directores de periódicos es palpable, y la de un nutrido enjambre de columnistas. Algunos saben disimular muy bien. Actúan como lacayos y se visten de paladines de la libertad y la rebeldía. No lo hacen de forma tan evidente como aquellos catalanes.
Los españoles nos pasamos mucho tiempo con el ansia de tener democracia. Ahora falta que nos convirtamos en demócratas.
Ser demócrata consiste en saber que uno es responsable de lo que hace. No vale decir 'voy a votar a éstos y si no lo hacen bien dentro de cuatro años votaré a otros', porque eso es infantilismo. Un demócrata sabe que si vota a éstos es responsable de lo que hagan éstos. Cuatro años después la catástrofe puede ser irremediable.
En España las oligarquías tienen el control absoluto de la situación. El día en que el cincuenta y uno por ciento de los españoles sea demócrata lo habrán perdido.
Cuando ocurra eso ya no será tan peligroso criticar a Rato, a Fainé, o a Soraya, entre otros.

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