martes, 17 de noviembre de 2015

La suspensión del Bélgica-España

Lo ideal sería que tras los atentados todo siguiera igual, sin cambios de ningún de ningún tipo, para demostrar a los terroristas que no nos amedrentan.
Pero a nadie se le escapa que la suspensión del partido es correcta. Exponer al público a una posible masacre sería una insensatez. Hay que reconocerles a los terroristas esa victoria y hay que procurar que sea pequeña. Una pequeña victoria que no lleve a ninguna parte.
Se están haciendo muchos análisis, algunos partiendo casi de la prehistoria, y otros recordando errores más recientes. Todo eso está muy bien. Pero lo que cuenta al final es la realidad de hoy, cuando sabemos que el enemigo está en casa. Se nos ha colado, porque somos estúpidos, egoístas, poco avisados, indolentes o prepotentes. Nos creíamos a salvo, imbuidos de nuestra superioridad moral y también tecnológica. Nuestro modo de vida, tan atractivo para nosotros, en cambio, no les llena a ellos. Tienen otra estructura mental.
Se nos dice que el Islam es pacífico y que la mayoría de quienes lo practican no tienen culpa de nada y también son víctimas. Pero el Islam es la herramienta que usan las mentes perversas para establecer distancia entre dos mundos distintos. Sin duda, esas mentes perversas temen que el poder se les vaya de las manos si los practicantes del Islam olvidan las buenas costumbres y comienzan a beber vino y comer jamón.
Quizá la solución pase por resolver los problemas de hoy con soluciones de hoy. En lugar de obligar a los inmigrantes a aprender la lengua y las costumbres del lugar como requisito para concederles la nacionalidad, cosa que no sirve más que para fomentar el nacionalismo, habría que exigirles que aprendan y hagan suyos los conceptos propios de la democracia: El respeto al prójimo, la libertad de cultos, la separación Iglesia-Estado, la igualdad entre el hombre y la mujer, etc. Eso de que la mujer vaya con velo por la calle, salvo que lo haga unos días sí y otros no.

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