lunes, 30 de noviembre de 2015

Ah, lo de Abengoa

Si se atienden los análisis de dos columnistas aparentemente distintos, pero que quizá coincidan en apostar por un candidato del que Gustavo Bueno ha dicho que es muy simpático pero la última vez que estuve con él me pareció que su sabiduría política es la de un ajedrecista de la política, ahí no había ninguna idea abstracta, se llega a la conclusión de que la situación a la que ha llegado Abengoa era perfectamente previsible.
Y si a pesar de ello no se ha hecho nada por evitarlo cabe llegar a la conclusión de que en este asunto concurren los antiguos vicios de España, que sólo hay un modo de corregir, que consiste en establecer la separación efectiva de poderes y únicamente un partido propone esta medida. Este partido tiene el aval de Fernando Iwasaki, Fernando Savater, Aurelio Arteta y Andrés Trapiello; no obstante, no recibe el apoyo de los medios, quizá porque resulta muy peligroso para las oligarquías.
Y esta es la cuestión, los peores vicios de España proceden del absoluto dominio de las oligarquías sobre el país. Se ha visto especialmente en Cataluña, donde las oligarquías locales han propiciado una catástrofe de efectos muy duraderos.
Y una vez que Abengoa está en crisis, surge la tentación de salvarla con dinero público, o sea de los contribuyentes, porque hay que salvaguardar el empleo. La Junta de Andalucía, con Susanita al frente, querrá presentarse como ejemplo de responsabilidad. Lo que no hará es asumir la responsabilidad que tiene en el asunto. ¿Cuántos enchufados habrá en Abengoa? Y eso en lo que se refiere al personal de plantilla. Si se habla de altos cargos, la cosa quizá resulte más evidente. Y no hace falta referirse a los enchufados de mayor o menor nivel, sino que quizá las subvenciones y encargos pudieran aportar mucha luz.
Interesa comprobar, también, la actitud de Juan Marín Lozano, líder de Ciudadanos en Andalucía.

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