viernes, 1 de abril de 2016

Lo propio de Bescansa

Lo propio de Bescansa es bescansar, o sea llevar su niño al Congreso, para montar el numerito y que se hable de ella y de su partido. Eso lo sabe hacer bien.
Cuando la sacan de ahí ya no tiene ni idea de nada. Ni siquiera sabe leer, porque cuando fija su mirada en la Constitución cree que pone cosas distintas de las que figuran en el articulado.
Estas cosas son consecuentes con el partido en el que milita, cuya esencia sólo se puede definir como populismo puro y su meta no es otra que la conquista del poder por los medios que sean. Conseguido éste, ya se trata de perdurar el máximo posible.
Hay una especie que políticos, periodistas y personajes despreciables han lanzado en Cataluña y muchas personas de la calle, cuyas mentes han sido colonizadas previamente por el nacionalismo, lo que no puede considerarse más que como condenable brutalidad, han dado por buena y es la barbaridad esa de que las leyes no pueden estar por encima de la política. Y lo dicen con toda la seriedad asnal de que son capaces.
Una persona sensata, como Fernando Savater, por ejemplo no puede más que protestar por esa burrada, con la que se hace mucho daño, porque conduce a los incautos por una senda muy equivocada y que no les conviene. Donde no impera la ley no hay seguridad para nadie.
Ahora bien, para personas sin escrúpulos que lo único que quieren es aprovecharse de esas personas que al haber sido colonizadas culturalmente están a merced de cualquier caradura que sepa tocar la tecla adecuada, todo consiste en subirse a la ola.
Las personas que son capaces de pensar por sí mismas y tener su propio criterio son aquellas que jamás pueden caer en las garras de los nacionalismos o de los populismos. Son las que se han dejado colonizar las que están expuestas. Y todos dependemos de que el número de éstas no sea excesivo.

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