domingo, 12 de marzo de 2017

Esos alcaldes de San Sebastián y Bilbao

El de Bilbao es Aburto y el de San Sebastián, Goia; ambos han coincidido en la misma actitud, como si con ello pudieran conseguir algo parecido a que deje de soplar el viento, por citar algo imposible.
De San Sebastián se tuvo que ir Consuelo Ordóñez, muy a pesar suyo. Los etarras no pudieron amedrentarla nunca, pero entonces optaron por convencer, por decirlo de un modo suave, a sus clientes y al quedarse sin ellos fue cuando tuvo que irse.
Mal que les pese a los cobardes, llegará el día en que el ayuntamiento de San Sebastián erigirá un monumento a Gregorio y Consuelo Ordóñez y todos los que no supieron valorarlos en su momento quedarán en evidencia.
Covite es lo más sano que hay en España. Tiene la fuerza que da la razón, lo que la convierte en invencible y a esto hay que añadirle otro argumento más: no se deja manipular.
ETA es una banda terrorista de la que los vascos deberían sentir vergüenza. Surgió en su seno y entre ellos encontró muchos cómplices, activos y pasivos. Es un sucio borrón en la historia de los vascos, y si estos de ahora no se avergüenzan lo harán los del futuro. Es por eso que erigirán monumentos a personas como los hermanos Ordóñez, para que al pensar en ellos se tenga en cuenta a los mejores y no a los peores.
Deberían haber sido ellos, Goia y Aburto, quienes pusieran las placas en memoria de las víctimas del terrorismo, y lo deberían haber hecho en beneficio de la salud mental de los vecinos de ambas ciudades, pero como no ha sido así, Covite se ha visto obligada a tomar la iniciativa. Aburto y Goia se han apresurado a ordenar que las quiten. ¿Qué daño les han hecho las víctimas del terrorismo? ¿Por qué les molesta su recuerdo?

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