martes, 12 de diciembre de 2006

Audrey Hepburn

Donald Spoto ha publicado una biografía de la actriz y al resumir su visión de ella, dice siempre sintió una profunda carencia afectiva. ¿Cómo se puede explicar que ella, a la que todo el mundo adora, sintiera esa carencia? Las personas valoramos las cosas cuando las echamos en falta. Al haber crecido sin afecto, comenzó a desearlo y ello le llevó a buscar el auténtico cariño. ¿Estamos seguros de que los demás lo tenemos? Rescato de nuevo, de la web de Marina Parés, este pensamiento suyo:
"La gente, más que las cosas,
tiene derecho
a ser restablecida, revivida, reivindicada y redimida.
Nunca rechaces, ni deseches a nadie."
Lejos ese modo de pensar del de esos señorones que, instalados en trono, reparten opiniones, diatribas, sentencias y consejos, pero que rechazan cualquier aproximación de quien no les pueda aportar ningún beneficio material.
Audrey, siempre atractiva, tuvo una sensibilidad extrema, que le llevó a sufrir lo indecible por no haber podido satisfacer nunca sus anhelos románticos y por no estar de acuerdo con el mundo que le rodeaba. Llegó a permitir, dice su biógrafo, que la trataran mal. Tampoco encontró cabida en el cine, cuando la violencia y la sexualidad descarnada se impusieron en los nuevos filmes. Encontró un camino en la ayuda a los niños necesitados. Y los demás no haríamos mal en tratar de ser afectivos como ella demandaba.

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