miércoles, 6 de diciembre de 2006

La capital del país vecino

Ni siquiera intentan disimular su rencor. Quien odia es porque no está en sus cabales. No obstante, el rencor suele proporcionar buenos dividendos electorales. Esto lo saben todos los políticos sin escrúpulos que con tal de arañar un puñado, o dos, de votos, recurren a azuzar el odio a los rivales. Y si no tuvieran rivales, se los inventarían. Acabamos de tener el episodio de las banderitas y es claro que quien lo provocó ya sabía de antemano que tenía que acabar cediendo, pero quería que constase, ante "los suyos", su postura. También sabía que enseguida saldría gente que sabría defenderlo, quitando importancia al asunto. Pero sí la tiene, porque ni es la primera vez que ocurre algo semejante ni será la última.
En lo que respecta a la alusión a la capital del país vecino, como se dice en la papeleta de lotería, yo, como español, quisiera preguntar por lo que les he hecho para que me odien tanto, y como valenciano, por los motivos por los que se creen con derecho a menospreciar a los valencianos y a imponernos sus disparatadas ideas. Aclaro que soy español y valenciano porque nací aquí, es decir que cuando nací ya existía la Comunidad Valenciana, que antaño se llamó Regne de Valéncia, y también España. El género humano tiene la posibilidad de cambiar las cosas y la obligación de que esos cambios sean para mejorar. Cuando existe odio, la mejora es imposible.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Buenas tardes. Acabo de leer que afirma usted haber nacido en tiempos en que la Comunidad Valenciana ya existía. No sé si se me da mal calcular edades o qué, pero por su foto diría que me supera ud. en edad. Puedo asegurarle que cuando yo nací no existía nada llamado Comunidad Valenciana.