Destacados miembros del partido socialista valenciano han venido a poner de manifiesto, una vez más, la inutilidad de la AVL. No se han mordido la lengua Juan Soto y Rafael Rubio para decir que su misión es la de velar por la unidad de la lengua. La noticia viene en Las Provincias, Levante-EMV y Valéncia hui, citados por orden alfabético. Si quieren la unidad de la lengua, deberían haber optado directamente por seguir las indicaciones del I.E.C. ¿Por qué nos hemos de gastar los valencianos todo el dinero que cuesta la AVL? Por otro lado, ¿se atreverían a preguntar a la gente a cuál es su preferencia en este sentido? Pasan por encima de los deseos de la mayor parte de los valencianos, muchos de ellos votantes suyos. Tampoco se atreven a presentarse ante los electores como defensores de la sumisión del valenciano ante el catalán. Es cierto que está feo que ciertas personas abuchearan a Ascención Figueres y pero no lo es menos que en las mismas Cortes Valencianas se producen abucheos de vez en cuando. Los malos modos están a la orden del día. No consta que los socialistas valencianos hayan protestado jamás por las cuantiosas subvenciones que recibe el adalid del catalanismo en Valencia. Todo el dinero que se destine a fomentar la cultura catalana en Valencia les parece bien. Y eso a pesar de que en una encuesta del CIS el 63 % de los votantes del PSPV respondió que considera que el catalán y el valenciano son diferentes. Dictatorial partido, que impone un nombre antiestatutario y, de tapadillo, un idioma indeseado por estos lares.
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