Ahora resulta que, según Ibarretxe, María San Gil actúa de manera miserable. De ahí a llamarla miserable a ella, un paso. María presenció el asesinato de Gregorio Ordóñez. María tiene su propia opinión sobre las cosas que ocurren en el País Vasco, que no coincide con la de Ibarretxe. Quizá tenga motivos para alegrarse de que éste le insulte. Las ideas de Consuelo Ordóñez o de Consuelo Fenollar no deben de ser muy diferentes de las de María San Gil. ¿También son miserables? Rosa Díez escribió el libro titulado Porque tengo hijos. Puede que Ibarretxe no lo haya leído. Maite Pagazartundúa también puede ser receptora de las invectivas del presidente vasco. O sea, que aparte del colectivo de mujeres vascas que trabajan "favor de la paz" hay otras mujeres vascas que nada más desean que desaparezca ETA. A lo mejor, desear la paz y desear que desaparezca ETA son cosas diferentes. Lo que es obvio e innegable es que lo que alimenta y hace crecer a los nacionalismos es el odio. Consuelo Ordóñez tuvo que irse del País Vasco. Eso no avergüenza a Ibarretxe. No consta que haya dicho nada en ese sentido. A Ibarretxe lo que le preocupa ahora es el acercamiento de los presos etarras. He aquí como demuestra interés por los etarras, el que no tiene por los políticos amenazados por ETA. Y pide algo que sabe que cualquier gobierno va a conceder en el momento en que desaparezca la banda asesina. No es necesario que lo pida nadie. Trabajar por la paz es dejar sin apoyo social a ETA, eso es lo que debería haber intentado el PNV desde el principio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario