Creen algunos que las palabras sirven para ocultar los pensamientos, pero esto sólo ocurre con quienes quieren dejarse engañar, con aquellos que desean escuchar precisamente cierto tipo de mensajes. Algunos de estos que gustan de retorcer las palabras y sus significados han sido, y lo siguen siendo, cumplidamente desenmascarados por los grandes teóricos de los que gozamos, pero ellos siguen impertérritos su discurso, puesto que cuando hablan no se dirigen al cerebro de las personas, ni al corazón; pulsan directamente las más bajas pasiones. Así, por ejemplo, cuando Ibarretxe, cuyo torvo gesto no anuncia nada bueno, habla de la defensa de todas las personas, también de aquellas que han cometido “tremendos delitos”, da a entender que es a estas últimas a las que se refiere únicamente. Arteramente, incluye a todos, para disimular su interés por los etarras, a los que se conoce que debe mucho. Ha olvidado, y no es un lapsus, a las víctimas. Puesto que no se ha conformado con referirse a todas las personas, sino que ha querido singularizar a un grupo, ha puesto de manifiesto su desdén por el otro. Entre las víctimas y los asesinos prefiere a los segundos. No es extraño. En la misma línea están Arzallus, Eguiguren, el famoso calvo, no por su calvicie sino por lo que ésta le preocupa, y tampoco cuesta mucho situar en este grupo a Imaz (¿qué hace junto con los anteriores?).
Son hueras, pues, todas sus condenas a los atentados y claramente hipócritas sus referencias u homenajes a las víctimas.
La principal tarea de los políticos debería ser la de procurar el bienestar de las personas, pero algunos montaraces se empeñan en llevarlas por donde ellos quieren. Pretender que el País Vasco está ocupado es una estupidez, tiene privilegios con respecto a las demás Comunidades Autónomas. Es legal que algunas personas pidan la independencia y aparte de tacharlas, legítimamente, de egoístas, poco más se les puede decir. Insistir del modo en que lo hacen esas personas, sin colaborar decididamente con los demás partidos en la persecución del terrorismo, es claramente insano.
Son hueras, pues, todas sus condenas a los atentados y claramente hipócritas sus referencias u homenajes a las víctimas.
La principal tarea de los políticos debería ser la de procurar el bienestar de las personas, pero algunos montaraces se empeñan en llevarlas por donde ellos quieren. Pretender que el País Vasco está ocupado es una estupidez, tiene privilegios con respecto a las demás Comunidades Autónomas. Es legal que algunas personas pidan la independencia y aparte de tacharlas, legítimamente, de egoístas, poco más se les puede decir. Insistir del modo en que lo hacen esas personas, sin colaborar decididamente con los demás partidos en la persecución del terrorismo, es claramente insano.
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