Quizá tenga al personal entretenido, modificando la wikipedia, y no hayan llegado hasta allí los efluvios del funeral de Xirinacs. Éste, una vez muerto y por tanto inofensivo, es digno de lástima y compasión. Sobre todo a la vista de la jaula de grillos que poblaron su cabeza. ETA tenía estilo, decía el finado cuando estaba en vida, puesto que a pesar de lo que cuesta robar la dinamita, avisa cuando sus bombas pueden matar “inocentes”. Se conoce que José Edmundo Casañ, por ejemplo, no era “inocente”, ya que no lo avisaron de que lo iban a matar. Y allí estaban 17 sacerdotes, nada menos, oficiando la misa. Y Carod, como presidente en funciones, representando a los catalanes. ¡Qué bien representados están los catalanes! Carod, en su día, viajó en coche oficial a entrevistarse con los etarras. Carod homenajea a uno que se declaró amigo de los etarras; y muy amigo, por lo que se sabe. Carod se puso la corona de espinas sobre su cabeza, y sonrió. ¿Si permiten que éste entre en los templos, por qué les niegan el paso a otras personas? En la homilía, el predicador dijo que Xirinacs fue un cristiano de una pieza. El Señor permitió que se dijeran esas palabras, para que el mérito y la paciencia de las víctimas de ETA sean mayores. A la vista de lo que les toca soportar, les espera el más glorioso de los destinos en el otro mundo. Dijo también el encargado de decir las sandeces, a cual más gorda, que Xirinacs vivió en la búsqueda permanente de la libertad y que la vida trae violencia. Esto se lo debió de inventar, porque que yo sepa la vida no trae violencia. La violencia la traen algunas personas. Las hay tremendamente pacíficas, aunque nadie las proponga para el Nóbel de la Paz. ¿Suspenderá a divinis el Vaticano a esos diecisiete sacerdotes? ¿Suspenderá a divinis a monseñor Uriarte? Si fuera homosexual y no lo ocultará, quizá. Dicen que Carod jamás ha sido condenado por corrupción, luego no es corrupto. Bien, pero al menos es Carod. Con eso ya tiene bastante.
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