Cualquier persona, sea lo que sea lo que haya hecho anteriormente, puede en un momento dado de su vida, a causa de una repentina inspiración o por cualquier suceso fortuito que le motive, iniciar un proceso reflexivo que le lleve a reconocer sus errores y las repercusiones que los mismos han tenido en los demás. El interesado puede no considerar conveniente dar a conocer este proceso interior suyo, aunque es evidente que no podría disimularlo en su comportamiento. Parece muy difícil que algunas personas, dados los horrendos crímenes que han cometido, puedan llevar a cabo un proceso reflexivo de este calibre, pero teóricamente no se puede descartar a nadie. Por otro lado, conviene tener en cuenta que lo único que salva al ser humano es precisamente la capacidad de redención. Con la pena de muerte se priva al condenado de esta posibilidad. Es decir, un grupo de seres humanos, organizados legalmente, con sus leyes privan a otras personas de su condición humana. Esto es una atrocidad de la que, es obvio, quienes la causan no son conscientes. Negar la condición humana a otro significa dar muy poco valor, más bien ninguno, a la propia. Sólo el propio interesado puede renunciar a la suya; lo ha hecho al cometer sus crímenes y, sin embargo, la naturaleza le permite aún que pueda redimirse. Los que anteceden son razonamientos que puede hacer cualquiera y que, por tanto, deberían bastar para erradicar la pena de muerte. Sin embargo, la respuesta del gobernador de Texas, estado en el que acaban de llegar a la cifra de 400 ejecutados, Rick Perry, resulta bastante descorazonadora
"Los tejanos desde hace mucho tiempo decidieron que la pena de muerte es un castigo justo y apropiado para los delitos más graves que se cometen contra nuestros ciudadanos"
puesto que da a entender que no hará nada para convencer a sus conciudadanos de que hay que cambiar la ley. Conviene resaltar que la ley ha sido establecida democráticamente y que habría de ser derogada del mismo modo. El procedimiento no es otro que el de convencer a los interesados de que no es una medida correcta. Si la Unión Europea fuera un hecho, su voz sería más escuchada.
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