Después de que la policía tuviera la felicísima idea de detener a unos cuantos sujetos, por su relación con ETA, esa banda que no hubiera podido perdurar durante tanto tiempo si no hubiera contado con inconfesables apoyos, el tal Arzallus, en su línea habitual, se ha descolgado con unas declaraciones en las que trata a los detenidos de patriotas.
Esta debe de ser la línea crítica, porque Arzallus siempre se para al borde del precipicio, para minar la moral de unos y para que otros entiendan lo que les conviene. Lo cierto es que de esta actitud se entiende que lo quisiera Arzallus es poder decir que De Juana, que el etarra cristalero es un patriota, etc. Es más, cabe la posibilidad de que quisiera decirlo a toda hora e incluso dedicarles varias calles. Unas cuantas calles a cada etarra. ¿Qué se puede pensar de quien dice que los detenidos pagan el salario por luchar por su patria? Arzallus, si fuera capaz, debería compartir con ellos ese salario, ya que les admira. Esas cosas deben de dolerle mucho.
Alguien del PNV ha dicho luego que Arzallus no es el portavoz del partido, por lo que ha hecho esas declaraciones a título personal. No obstante, ni le han expulsado del partido y ni tan siquiera le han abierto expediente. También cuentan los periódicos que las fotos de los etarras siguen ondeando en las calles, cosa que no parece molestar mucho al PNV.
Pero en el País Vasco no sólo hay “patriotas” de esos que gustan a Arzallus y a sus adláteres, esos que saben desmarcarse estratégicamente. Hay otros que deben mirar debajo del coche antes de subir, quizá porque no son buenos “patriotas”. Hay otros, como Rosa Díez, Consuelo Ordóñez, Fernando Savater, etc., que cada vez que hablan deben de provocarle un dolor de cabeza a Arzallus. Y la cuestión es que hablan bien y se les entiende perfectamente allí en donde no impera el miedo.
'El principio del fin'
'Lecciones para el inconformista aturdido en tres horas y cuarto por un ensayista inexperto y sin papeles'
'El amigo del desierto'
Esta debe de ser la línea crítica, porque Arzallus siempre se para al borde del precipicio, para minar la moral de unos y para que otros entiendan lo que les conviene. Lo cierto es que de esta actitud se entiende que lo quisiera Arzallus es poder decir que De Juana, que el etarra cristalero es un patriota, etc. Es más, cabe la posibilidad de que quisiera decirlo a toda hora e incluso dedicarles varias calles. Unas cuantas calles a cada etarra. ¿Qué se puede pensar de quien dice que los detenidos pagan el salario por luchar por su patria? Arzallus, si fuera capaz, debería compartir con ellos ese salario, ya que les admira. Esas cosas deben de dolerle mucho.
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Pero en el País Vasco no sólo hay “patriotas” de esos que gustan a Arzallus y a sus adláteres, esos que saben desmarcarse estratégicamente. Hay otros que deben mirar debajo del coche antes de subir, quizá porque no son buenos “patriotas”. Hay otros, como Rosa Díez, Consuelo Ordóñez, Fernando Savater, etc., que cada vez que hablan deben de provocarle un dolor de cabeza a Arzallus. Y la cuestión es que hablan bien y se les entiende perfectamente allí en donde no impera el miedo.
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