La actitud del gobierno de España en la actualidad puede resumirse en dos puntos. Por un lado espera que sean otros países los que nos saquen de la crisis, habida cuenta de su incapacidad para adoptar las medidas que se precisan; es impensable que Zapatero aplique las medidas que propone Ramón Tamames, sería lo mismo que perder su identidad. Por otro lado, espera que Rajoy se ahogue en su propia incapacidad, puesta de manifiesto al florecer el caso Gürtel, de modo que mantiene unas razonables esperanzas de ganar de nuevo, cuando lleguen las próximas elecciones.
Pero si Zapatero puede esperar el porvenir con relativa tranquilidad, para los ciudadanos la cosa es diferente. Todo hace pensar que en cuanto Alemania y Francia puedan decir que la crisis ha quedado atrás el Banco Central Europeo subirá los tipos de interés. Eso significa que nuevas familias y empresas españolas accederán a la condición de arruinadas. Son muchos ya los comercios tradicionales que se han visto obligados a cerrar porque sus clientes no tienen otra solución que recortar gastos. No es broma. Sin embargo, a los políticos sólo parece preocuparles el resultado de las próximas elecciones. A sus fans, que en eso se han convertido los votantes, también. Ojalá no vaya nadie a votar y los políticos caigan en la cuenta de que hay que cambiar el sistema. Hay que perfeccionar nuestra democracia.
Por otro lado, todo apunta a que van a ser cien mil las viviendas en poder de la banca. Cien mil viviendas son cien mil préstamos hipotecarios que no debieron concederse, o sea cien mil errores. Se podrá decir que algunos de esos estuvieron bien concedidos, porque en todo tiempo hay un porcentaje de fallidos; bien, pero también los hay mal concedidos que se han salvado milagrosamente. Si la economía española depende del ladrillo y este gobierno no ha hecho nada para que deje de ser así, mal asunto.
Pero si Zapatero puede esperar el porvenir con relativa tranquilidad, para los ciudadanos la cosa es diferente. Todo hace pensar que en cuanto Alemania y Francia puedan decir que la crisis ha quedado atrás el Banco Central Europeo subirá los tipos de interés. Eso significa que nuevas familias y empresas españolas accederán a la condición de arruinadas. Son muchos ya los comercios tradicionales que se han visto obligados a cerrar porque sus clientes no tienen otra solución que recortar gastos. No es broma. Sin embargo, a los políticos sólo parece preocuparles el resultado de las próximas elecciones. A sus fans, que en eso se han convertido los votantes, también. Ojalá no vaya nadie a votar y los políticos caigan en la cuenta de que hay que cambiar el sistema. Hay que perfeccionar nuestra democracia.
Por otro lado, todo apunta a que van a ser cien mil las viviendas en poder de la banca. Cien mil viviendas son cien mil préstamos hipotecarios que no debieron concederse, o sea cien mil errores. Se podrá decir que algunos de esos estuvieron bien concedidos, porque en todo tiempo hay un porcentaje de fallidos; bien, pero también los hay mal concedidos que se han salvado milagrosamente. Si la economía española depende del ladrillo y este gobierno no ha hecho nada para que deje de ser así, mal asunto.
1 comentario:
Por desgracia, me temo que tendremos Zapatero para rato.
La total incompetencia de Rajoy supera al otro, que ya es decir. O Aguirre toma el mando y empieza a imponerse, o hasta UPyD pasará por encima del PP.
Lo malo es que no hay partido que valga. Las listas deberian ser abiertas y votar al candidato, no al partido, con esto se podría acabar con los chanchullos y el mamoneo.
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