Acaso al observar a Zapatero de lejos se pueda llegar a la impresión de que es una persona bienintencionada que busca reparar situaciones injustas. Pero en cuanto se le mira más de cerca se aprecia con toda nitidez su sectarismo. Para él, todo lo que venga de la derecha es malo, y cuánto más a la derecha más malo. No demuestra tener ninguna duda sobre la cuestión.
Ahora bien, cuando se refiere a la izquierda es capaz de encontrar matices a personajes tan funestos como Chávez o Castro. El dolor de los venezolanos o de los cubanos no le importa demasiado. Sería impensable que Zapatero estableciera relaciones diplomáticas con el Chile de Pinochet. Sin embargo, no le importa compadrear con la Cuba de Castro, ni con la Venezuela de Chávez. Como si no tuvieran presos políticos, como si no hubiera cubanos y venezolanos desesperados, por culpa de los regímenes de sus países.
Ahora, Moratinos ha ido en visita oficial a Cuba y allí ha dicho que no hay que pedir gestos al gobierno cubano, sino que “hay que seguir trabajando, teniendo respeto a lo que es su política y su acción.” Como se ve, brillan por su ausencia el respeto de Moratinos por la gramática y por los presos políticos de Cuba, por los cubanos hambrientos de la isla y por los cubanos exiliados.
Dice también Moratinos que "nosotros creemos que son los propios cubanos los que tienen que dictar cuál es la manera de llevar sus asuntos políticos, lo respetamos y los acompañamos"; pero los propios cubanos que no están conformes van a la cárcel, si no han podido escapar de la isla, para ir a vivir a un país extraño. ¿Diría lo mismo Moratinos del Chile de Pinochet?
Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores deja desatendida a una ciudadana española, María José Carrascosa, presa en Nueva Jersey, pese a que cuenta con la sentencia favorable de los tribunales de Justicia españoles.
Ahora bien, cuando se refiere a la izquierda es capaz de encontrar matices a personajes tan funestos como Chávez o Castro. El dolor de los venezolanos o de los cubanos no le importa demasiado. Sería impensable que Zapatero estableciera relaciones diplomáticas con el Chile de Pinochet. Sin embargo, no le importa compadrear con la Cuba de Castro, ni con la Venezuela de Chávez. Como si no tuvieran presos políticos, como si no hubiera cubanos y venezolanos desesperados, por culpa de los regímenes de sus países.
Ahora, Moratinos ha ido en visita oficial a Cuba y allí ha dicho que no hay que pedir gestos al gobierno cubano, sino que “hay que seguir trabajando, teniendo respeto a lo que es su política y su acción.” Como se ve, brillan por su ausencia el respeto de Moratinos por la gramática y por los presos políticos de Cuba, por los cubanos hambrientos de la isla y por los cubanos exiliados.
Dice también Moratinos que "nosotros creemos que son los propios cubanos los que tienen que dictar cuál es la manera de llevar sus asuntos políticos, lo respetamos y los acompañamos"; pero los propios cubanos que no están conformes van a la cárcel, si no han podido escapar de la isla, para ir a vivir a un país extraño. ¿Diría lo mismo Moratinos del Chile de Pinochet?
Mientras tanto, el Ministerio de Asuntos Exteriores deja desatendida a una ciudadana española, María José Carrascosa, presa en Nueva Jersey, pese a que cuenta con la sentencia favorable de los tribunales de Justicia españoles.
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