Tal vez sea producto de la casualidad, como se han apresurado a resaltar los medios afines al gobierno, que la dimisión de Mariano Barbacid haya coincidido en el tiempo con la reducción presupuestaria para la investigación civil. Pero el hecho de que se acepte que una cosa no tiene nada que ver con la otra no impide que se hable de ese recorte del presupuesto para la investigación.
Hay cosas que son prioritarias y que marcan la fortaleza de una nación y su resistencia a las crisis. La educación y la investigación son fundamentales; junto a ellas, la sanidad debe considerarse innegociable. Lo que vemos es que la educación se ha convertido en adoctrinamiento, y así nos va. ¿Cómo van a respetar los alumnos a los profesores si en cada lugar de España se les enseña una cosa diferente? A la investigación se le reduce el presupuesto y tampoco la sanidad debió transferirse jamás a las autonomías.
El hecho de que al mismo tiempo se aumente la subvención a los artistas de la ceja no cabe interpretarlo más que como algo inevitable. Esas “adhesiones incondicionales” hay que pagarlas en los plazos previstos, porque aunque los implicados no se van a volver atrás de lo dicho para el futuro sería imposible volver a reclutar a nadie para este menester. El beneficiario de las “adhesiones” no tiene más remedio que transmitir el mensaje de que vale la pena unirse a la causa. Siendo así, conviene destacar el fervor que demuestran algunos.
Conviene señalar, por otra parte, que el cambio de gobierno podría cambiar algunas cosas accesorias, pero no lo fundamental. No disfrutamos de una democracia (los políticos nos menosprecian a los ciudadanos, no nos respetan), sino de una dictadura de los partidos. Los partidos tienen un inmenso poder. El poder corrompe.
Hay cosas que son prioritarias y que marcan la fortaleza de una nación y su resistencia a las crisis. La educación y la investigación son fundamentales; junto a ellas, la sanidad debe considerarse innegociable. Lo que vemos es que la educación se ha convertido en adoctrinamiento, y así nos va. ¿Cómo van a respetar los alumnos a los profesores si en cada lugar de España se les enseña una cosa diferente? A la investigación se le reduce el presupuesto y tampoco la sanidad debió transferirse jamás a las autonomías.
El hecho de que al mismo tiempo se aumente la subvención a los artistas de la ceja no cabe interpretarlo más que como algo inevitable. Esas “adhesiones incondicionales” hay que pagarlas en los plazos previstos, porque aunque los implicados no se van a volver atrás de lo dicho para el futuro sería imposible volver a reclutar a nadie para este menester. El beneficiario de las “adhesiones” no tiene más remedio que transmitir el mensaje de que vale la pena unirse a la causa. Siendo así, conviene destacar el fervor que demuestran algunos.
Conviene señalar, por otra parte, que el cambio de gobierno podría cambiar algunas cosas accesorias, pero no lo fundamental. No disfrutamos de una democracia (los políticos nos menosprecian a los ciudadanos, no nos respetan), sino de una dictadura de los partidos. Los partidos tienen un inmenso poder. El poder corrompe.
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