No cabe ninguna duda, por más que algunos se empeñen en negarlo, de que la democracia española está muy mal diseñada y requiere un cambio con urgencia. El gobierno ha pactado los presupuestos anuales de España con el PNV, que odia a España, como viene demostrando desde hace mucho. También ha pactado en otras ocasiones con ERC, cuya simpatía hacia España es inexistente. Es incomprensible que partidos que odian a España puedan influir en su gobierno.
También CiU, que tampoco es un partido muy devoto de España, ha pactado con el PSOE y con el PP, para apuntalar al partido en el gobierno. Se trata de pactos que sólo pueden ser aprobados por personas sectarias, o conformistas. Lo ideal sería que el sistema no diera lugar a estas “soluciones”.
Resulta esperpéntico que en la actualidad el PNV, que se ha echado a la calle a defender a Otegi, encarcelado por su relación con ETA, sea quien apoye los presupuestos. Obviamente, no lo hace de forma gratuita. La manifestación es la prueba de la bellaquería de ese partido. Dicen los nacionalistas vascos que Otegi es un hombre de paz, cuando sus tratos con los etarras son frecuentes. Cuando hay quien dice que vive del impuesto revolucionario que cobran los etarras. En cualquier caso, la manifestación a favor de Otegi es una bofetada a las personas decentes. Repugna que el gobierno se apoye en ese partido.
Por su parte, Jordi Pujol, al que algunos tienen por estadista, también revela su índole en sus memorias. Le pega lo que algunos han llamado una puñalada a Enrique Múgica, y cuando habla del Papa Juan Pablo II dice que le dolió su indiferencia. Es curioso que proclamándose cristiano y catalanista (ya se ve que más lo segundo que lo primero) no piense que él puede haber hecho algo mal, sino que es el propio Papa quien ha cometido la falta. Curiosa también la frase de su esposa sobre el Papa: “Aquest home no ens entén, (…) no ens estima.”
También CiU, que tampoco es un partido muy devoto de España, ha pactado con el PSOE y con el PP, para apuntalar al partido en el gobierno. Se trata de pactos que sólo pueden ser aprobados por personas sectarias, o conformistas. Lo ideal sería que el sistema no diera lugar a estas “soluciones”.
Resulta esperpéntico que en la actualidad el PNV, que se ha echado a la calle a defender a Otegi, encarcelado por su relación con ETA, sea quien apoye los presupuestos. Obviamente, no lo hace de forma gratuita. La manifestación es la prueba de la bellaquería de ese partido. Dicen los nacionalistas vascos que Otegi es un hombre de paz, cuando sus tratos con los etarras son frecuentes. Cuando hay quien dice que vive del impuesto revolucionario que cobran los etarras. En cualquier caso, la manifestación a favor de Otegi es una bofetada a las personas decentes. Repugna que el gobierno se apoye en ese partido.
Por su parte, Jordi Pujol, al que algunos tienen por estadista, también revela su índole en sus memorias. Le pega lo que algunos han llamado una puñalada a Enrique Múgica, y cuando habla del Papa Juan Pablo II dice que le dolió su indiferencia. Es curioso que proclamándose cristiano y catalanista (ya se ve que más lo segundo que lo primero) no piense que él puede haber hecho algo mal, sino que es el propio Papa quien ha cometido la falta. Curiosa también la frase de su esposa sobre el Papa: “Aquest home no ens entén, (…) no ens estima.”
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