Hace unos pocos años, muy pocos, Arturo Pérez-Reverte escribió un artículo que podría considerarse como un grito indignado que lanzaba contra todas esas entidades de crédito que continuamente enviaban folletos publicitarios incitando a sus destinatarios a endeudarse, ofreciendo toda clase de facilidades para ello. Empleó Pérez-Reverte en su artículo un epíteto de tres palabras, en el que la del medio es una preposición y la última designa un controvertido oficio femenino. Conviene conservar el sentido del humor para que la barbarie no nos hunda en la depresión.
Si he recordado ese artículo ha sido porque he visto la noticia de que son muchos los jubilados los que han perdido su casa, por haber avalado con ella la hipoteca de sus hijos y quedarse éstos en el paro y no poder hacer frente a las mensualidades. La cuestión se complica cuando se alquilan un piso para vivir todos juntos y se encuentran con que tampoco pueden pagar el alquiler. Esto se va haciendo frecuente y resulta que nadie se siente culpable. ¿Cómo es posible? Tenemos miles de políticos que en los periodos electorales prometen el oro y el moro. ¿Por qué permitieron que hubiera tanta gente que incurriera en riesgos considerables? ¿Qué jubilado, por mucha experiencia que tenga, se niega a avalar a su hijo para que éste logre el sueño de su vida? Todos se esfuerzan por conseguir el voto de los jubilados, pero nadie quiso darse cuenta de que estaban indefensos. Y ahora que se están ejecutando las hipotecas los responsables de que esto haya sido así miran para otro lado. Y sonríen, porque puede haber un fotógrafo de prensa cerca y la moda es salir sonriendo. Nadie ha ido a la cárcel por la crisis, pero la han merecido muchos, porque ha hecho mucho daño, sin contar los suicidios que debe de haber provocado.
Si he recordado ese artículo ha sido porque he visto la noticia de que son muchos los jubilados los que han perdido su casa, por haber avalado con ella la hipoteca de sus hijos y quedarse éstos en el paro y no poder hacer frente a las mensualidades. La cuestión se complica cuando se alquilan un piso para vivir todos juntos y se encuentran con que tampoco pueden pagar el alquiler. Esto se va haciendo frecuente y resulta que nadie se siente culpable. ¿Cómo es posible? Tenemos miles de políticos que en los periodos electorales prometen el oro y el moro. ¿Por qué permitieron que hubiera tanta gente que incurriera en riesgos considerables? ¿Qué jubilado, por mucha experiencia que tenga, se niega a avalar a su hijo para que éste logre el sueño de su vida? Todos se esfuerzan por conseguir el voto de los jubilados, pero nadie quiso darse cuenta de que estaban indefensos. Y ahora que se están ejecutando las hipotecas los responsables de que esto haya sido así miran para otro lado. Y sonríen, porque puede haber un fotógrafo de prensa cerca y la moda es salir sonriendo. Nadie ha ido a la cárcel por la crisis, pero la han merecido muchos, porque ha hecho mucho daño, sin contar los suicidios que debe de haber provocado.
4 comentarios:
"Empleó Pérez-Reverte en su artículo un epíteto de tres palabras, en el que la del medio es una preposición y la última designa un controvertido oficio femenino."
Querido amigo, yo soy más bestia y no pierdo el tiempo en circuloquios. De todas maneras, a los que van dirigidos semejantes epitetos, igual ni se enteran, dada su escasez de neuronas.
Cierto, no sólo la crísis ha matado a los que tienen una hipoteca, sino también a sus avaladores. Cifras ocultas una vez más, como las del paro. Chanchullos y más chanchullos sin tasa ni medida.
(Mil gracias por lo que ya sabes. Voy al correo en cuanto pueda)
Querida Leona:
No menosprecies el poder de la palabra, ni tampoco la forma de decir las cosas. Unas pueden ser más efectivas que otras, ya que el desgaste al que son sometidas algunas también cuenta.
Qué feliz es el pez en el agua
Qué feliz es el pez en el mar
Ya está contento el Vicente
Pues Leona ha vuelto a entrar
Habla (e insulta) de la escasez de
neuronas.
Frase típica y tópica en esta mujer
No sé si ir al correo en cuanto pueda. También yo tengo su buzón, señor Torres
Tienes razón, querido Vicente. Intentaré ser una alumna aplicada ;D
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