Ahora que hablar de corrupción está a la orden del día es buena ocasión para recordar que el adoctrinamiento de los niños es una de las peores clases de corrupción, si no la peor de todas. Secuestrar el pensamiento de los niños, para que vaya únicamente en la dirección señalada es una atrocidad comparable con cualquier otra. La experiencia demuestra que pocos de esos niños cuando lleguen a la edad adulta se atreverán a salir de la cárcel mental a la que fueron conducidos.
A quien se le ha arrebatado la capacidad de pensar, también se le han quitado muchas otras cosas, sin las cuales la vida es diferente. Sin la capacidad de pensar por uno mismo no se puede entender a quien piensa de otro modo, ni tampoco que el hecho de tener ideas diferentes no debe empañar ninguna amistad, y ni tan siquiera la cortesía. Del adoctrinamiento surgen los fanáticos y de éstos cabe esperar cualquier cosa, a veces, buena (y esto es un milagro), y otras veces alguna barbaridad (y esto sí que no sorprende).
A los niños se les debe dar información verídica y adecuada a la edad que tienen en cada momento, y se les debe proporcionar un método que les sirva para asimilar y entender esa información y para elaborar teorías a partir de ella. Debe quitarse a los niños el miedo a pensar y a equivocarse, y que más terrorífico es encerrarse en un pensamiento prestado. Por supuesto que no hay que desdeñar el pensamiento ajeno, sino que hay que comprenderlo y hacerlo de uno, cuando se juzga interesante. A los niños hay que enseñarles a desconfiar sistemáticamente del poder y a atender a la autoridad y considerar detenidamente sus propuestas. Es decir, a los niños hay que enseñarles a ser libres y a defender su libertad.
A quien se le ha arrebatado la capacidad de pensar, también se le han quitado muchas otras cosas, sin las cuales la vida es diferente. Sin la capacidad de pensar por uno mismo no se puede entender a quien piensa de otro modo, ni tampoco que el hecho de tener ideas diferentes no debe empañar ninguna amistad, y ni tan siquiera la cortesía. Del adoctrinamiento surgen los fanáticos y de éstos cabe esperar cualquier cosa, a veces, buena (y esto es un milagro), y otras veces alguna barbaridad (y esto sí que no sorprende).
A los niños se les debe dar información verídica y adecuada a la edad que tienen en cada momento, y se les debe proporcionar un método que les sirva para asimilar y entender esa información y para elaborar teorías a partir de ella. Debe quitarse a los niños el miedo a pensar y a equivocarse, y que más terrorífico es encerrarse en un pensamiento prestado. Por supuesto que no hay que desdeñar el pensamiento ajeno, sino que hay que comprenderlo y hacerlo de uno, cuando se juzga interesante. A los niños hay que enseñarles a desconfiar sistemáticamente del poder y a atender a la autoridad y considerar detenidamente sus propuestas. Es decir, a los niños hay que enseñarles a ser libres y a defender su libertad.
2 comentarios:
Ohh, realmente interesante el post y en enfoque liberador que le das respecto a la forma como relacionarse con los niñ@s.
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Esto denota cierta inseguridad en el dueño del blog. Y miedo a las críticas. No es de recibo
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