lunes, 2 de noviembre de 2009

Los políticos no son el reflejo de la sociedad

No necesariamente, aunque sí surgen de ella. Algunos dicen que no se puede acabar con la corrupción, porque la sociedad de la que surgen los políticos también es corrupta. Pero esta es una conclusión facilona. No hay nadie que sea perfecto, por tanto, todos adolecemos de algún tipo de corrupción. Pero la de los políticos españoles hay que verla de otro modo.
En el decenio de los noventa tuve que llevar a alguien de mi familia a un médico especialista, muy famoso, por otro lado. Durante más de dos años tuve que ir varias veces. Siempre estaba llena la consulta. El precio era de 10000 pesetas, unos 60 euros, pero cuando yo pedía la factura se me decía que si había que hacerla el precio se incrementaba en un 15 %, que era lo que tenía que pagar de IVA. Yo pagaba ese sobrecargo y me llevaba el documento. Eso es un fallo del sistema, ideado por los políticos, que no han sabido proteger a los ciudadanos de semejantes sevicias.
“El poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”. Los partidos políticos españoles tienen un poder que cabe tildar de absoluto, pues lo de la separación de poderes ha quedado en el limbo de los sueños. Y no se ve a ningún guapo que vaya a rescatarlo; no en la política; como mucho, se atisban despabilados que quieren aprovechar el viento a favor, si les sopla de esta manera. Hablando de poderosos, habría que ver, por otro lado, el porcentaje de ricos y el porcentaje de pobres que ha pescado Hacienda. Me aventuraría a decir que a los pobres les resulta mucho más difícil que a los ricos hacer este tipo de trampas, entre otras cosas porque las leyes les dejan pocos resquicios y porque tampoco tienen acceso los grandes asesores fiscales.

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