sábado, 21 de noviembre de 2009

Herman van Rompuy y Catherine Ashton

En un principio hubo un ramillete de candidatos a convertirse en los representantes de Europa ante el mundo. Todos eran famosos, puesto que habían alcanzado la presidencia de sus países. Finalmente, todos los favoritos han sido descartados por un motivo o por otro y los elegidos han sido otros a los que se tiene por personajes de segunda fila.
De entrada, eso señala que hay voluntad firme para construir la Unión Europea. Quizá porque aunque el deseo no sea firme ni unánime, sí es evidente que la Unión es necesaria. No faltan en estos tiempos las gentes pequeñas, por sus grandes egoísmos, que sueñan con naciones pequeñas, para no tener que compartir con nadie las ventajas que creen tener. Pero hoy en día es imposible aislarse de lo ocurre en otros lugares y a todos nos acaba por afectar todo. Unas veces, porque viajan las epidemias financieras o víricas, que sólo se combatir con medidas universales; y en otras ocasiones porque se sabe lo que ocurre en todas parte, lo que motiva los flujos migratorios y el sentimiento humanitario en muchos. Con respecto a las epidemias financieras, por llamarlas de algún modo, Ramón Tamames viene proponiendo la moneda única universal. De ahí al gobierno único universal, democrático, un paso.
El hecho de que los personajes elegidos sean de segunda fila tiene muchas ventajas. Entre otras cosas, la de que no han sido elegidos por su capacidad maniobrera, ni su prestigio ante las masas, sino que lo más probable es que ambos hayan sido los preferidos en función de sus capacidades para el desempeño de las funciones que se les han encomendado. Así pues, no hay que esperar de ellos grandes gestos para la galería, sino pequeños y medidos pasos que ayuden a consolidar la gran nación europea en construcción y que se conviertan en interlocutores respetables ante las demás potencias mundiales.

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