viernes, 27 de noviembre de 2009

Manuel Aragón ante la Historia

No hablarán muy bien los libros de historia del Tribunal Constitucional, que malgastó todo su crédito inicial con la sentencia del caso Rumasa y que luego ni siquiera ha pretendido recuperarlo, puesto que su subordinación a los partidos políticos cada día es más evidente. En este sentido, cabe destacar el titular de La Vanguardia, El Gobierno espera que el juez Aragón mueva la mayoría en el TC. Es decir, el gobierno no espera la sentencia del TC, sino que su pretensión es que la sentencia se ajuste a sus deseos.

En ese mismo artículo se dice que “nadie presiona a nadie”, pero de la lectura del mismo se desprende que lo no faltan son presiones. Se da a entender que cuando Zapatero pidió calma lo hizo porque confía en convencer a Manuel Aragón. Ayer mismo, los doce periódicos catalanes, todos obedeciendo al mismo señor, publicaron un editorial conjunto, sin que hoy den señas de estar avergonzados. Todos presionando a un único juez. La libertad de prensa en España puede considerarse como utópica en estos momentos, pero es que en Cataluña aún hay menos. Es impensable que los periódicos valencianos pudieran haber hecho lo mismo. Cuando la prensa está al servicio del poder, casi todo está perdido.

La verdadera patria es la justicia. No es lo mismo defender una causa justa que una injusta. Tergiversar las cosas es hacer un mal servicio a los ciudadanos. Cuando se cambian los objetivos y en lugar de procurar una vida mejor para todos, luchando siempre por la justicia, se fomenta el odio y la envidia y el sectarismo, se llega a algún callejón sin salida del que no se puede salir sin daño.

El juez Aragón puede sucumbir a las presiones, que ya se ve que son intensísimas para una sola persona, o puede mantener su criterio. De cualquier modo, si los jueces han de optar entre obedecer al partido o ser héroes, es porque todo está mal hecho.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Juas juas juas
Yo ceo que Vicente tiene envidia
¿por qué será?