viernes, 18 de diciembre de 2009

La tierra no pertenece a nadie, salvo al viento

Estamos acostumbrados a ver que Zapatero se ponga de parte de Zelaya, cuando éste ya no tiene nada que hacer, porque ha metido; a que se deje enredar por Marruecos (una dictadura, no se olvide) en una acción infame, basada en el menosprecio a una persona digna; a que haga salir por piernas de Irak a los soldados españoles, pero que luego mande más y más a Afganistán (a una misión de paz, dice), y eso que tiene a mano a Santiago Carrillo, que le podría aconsejar; a que niegue la crisis, añadiendo que citarla es propio de antipatriotas; a que le diga a Tamames que no se entera, que España va a sufrir la crisis menos que ningún otro país y va a salir antes.
Pues todo lo anterior no es nada, lo que acaba de decir ahora, es un pensamiento profundo (ya lo explicará Leire, si puede dejar por un momento la tarea de contar los billetes que cobra cada mes), aunque algunos puedan llamarle ocurrencia. Leire podrá explicar que esto es un aforismo que preludia la llegada del acontecimiento planetario, a resultas del cual Obama puede quedarse más blanco que la leche. Va a tener motivos para el asombro y aún para el pasmo. Eso sí, cuanta más cara de pasmado ponga, más soldados mandará a Afganistán, siempre que sea en misión de paz, claro.
Mientras tanto, sólo falta que la gente abra los ojos. Resulta que los hay que se desloman trabajando la tierra, en la creencia de que es suya. La trabajan, la riegan, la abonan, sacrifican por ella sábados y domingos cuando hace falta, y ahora resulta que es del viento. Los registradores de la propiedad, que han registrado las tierras, por ahora, imitan a la Doña Ana Sagasti, del pareado de Alfonso Ussía:
Doña Ana Sagasti aún no ha dicho nada,
esperará a que le peinen toda la ensaimada.
Doña Ana Sagasti y Zapatero, ¡qué pareja, ah!

1 comentario:

Leona catalana dijo...

¡Ja ja ja!
Esta vez me has hecho reír, ¡muy bueno!

¿Sabes qué estaba pensando mientras te leía? Que por muy serio que sea alguien, con estos no hay más remedio que ironizar porque al carecer completamente de seriedad sus actos, tomárselos en serio es inútil.