miércoles, 7 de agosto de 2013

Las aportaciones de Nicolás Maduro al idioma

Lejana en el tiempo ha quedado aquella pretensión del Padre Feijoo según la cual sólo los poetas príncipes deberían tener derecho a inventar palabras.
Hoy en día la democracia va ganando adeptos, pero sobre todo cierto modo de entender la democracia, que consiste en que todo el mundo tiene derecho a inventar, no ya un martillo, sino la palabra que se le antoje.
Poetas príncipes hay pocos. Uno de ellos, Rubén Darío, del que tanto sabe Ricardo Llopesa, dio en idear la palabra nefelibata, pero otro poeta, también príncipe, Antonio Machado, le dedicó la siguiente coplilla: Sube y sube, pero ten / cuidado, Nefelibata; / que entre las nubes también / se puede meter la pata.”
Nefelibata no ha progresado, pero sí lo ha hecho peatonal, a pesar de las protestas de Enrique Tierno Galván, que dijo que había surgido en tiempos de incuria y atrevimiento, y Fernando Lázaro Carreter. Dos personas no pueden nada contra una multitud, sobre todo si ésta decide no hacerles caso.
Luego hubo otra señora que dijo “jóvenes y jóvenas”, y tampoco se acabó el mundo. El Padre Feijoo, Rubén Darío, Antonio Machado, Enrique Tierno Galván y Fernando Lázaro Carreter descansan en sus tumbas, y ya no sufren por lo que suceda con la lengua.
Lo de jóvenas no prosperó, pero sí abrió nuevas vías que la inventiva de la gente tomase cuerpo al abrigo de esa idea de la democracia y de que cualquier persona se considere tan dueña de la lengua como las demás y con derecho a hacer de su capa un sayo. De modo que tras un aluvión de palabras innecesarias, horribles y repugnantes, llegó una que resumía a todas estas: miembra. Incluso hay actas de jurados de premios literarios en las que algunas mujeres, como miembras de las mismas, estampan su firma.
Pero hay algunos que no se desaniman y por alto que esté el listón se atreven a intentar superarlo. Así, Nicolás Maduro, esta vez sin pajarito que le hable al oído, ha soltado millones y millonas.
Se puede vaticinar que hará “progresar” a los venezolanos en el mismo sentido que a la lengua.

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