lunes, 12 de agosto de 2013

Suben el recibo de la luz y las retribuciones de los consejeros de las eléctricas

Al ministro Soria le gusta ponerse serio. Se conoce que lo hace por nuestro bien. A todo esto yo no sé si lo hace, o si consiente que lo hagan, o si le mandan que lo haga.
Lo que no está nada claro es el asunto de la luz, un bien de primerísima necesidad. Sin embargo, parece ser una trampa. Pero el ministro pone cara de estar compungido. O casi. No cabe duda de que es un ministro serio.
Alguna operadora de telefonía me llama por teléfono de vez en cuando para tomarme el pelo, pero si el serio ministro Soria consiente eso será porque piensa que es por mi bien. Mi tiempo, que es tiempo de vida, es propiedad de las operadoras de telefonía. Sin duda que el serio ministro Soria piensa que mi calidad de vida mejora si alguna operadora de telefonía intenta tomarme el pelo de vez en cuando.
Hasta hace poco, alguien que apagara la luz, o desenchufara la nevera si la tenía vacía, o no pusiera el lavavajillas hasta que no estuviera lleno del todo ahorraba dinero. Eso ya no es así, ahora quien apague la luz puede que pague más.
Quienes decidieron invertir en los huertos solares han perdido su dinero, pero han aprendido una lección que no se paga con dinero: no se puede confiar en los gobiernos de Rajoy o Zapatero.
Hoy he pasado por delante de la Casa de la Caridad, a donde va tanta gente a comer, y es cuando he comprendido que a los miembros de los consejos de administración de las compañías eléctricas, en los que a lo mejor hay algunos expolíticos, les paguen más. Es que a lo mejor tienen hambre.
Hay que resolver lo del hambre en el mundo, claro. Subirles los salarios a esos es un paso. El ministro Soria tiene motivos para ponerse serio.

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