domingo, 11 de agosto de 2013

Ese Derek Medina

Probablemente, Estados Unidos es el país en el que sus ciudadanos gozan de más libertades individuales de todo el mundo, pero también es el país en el que mejor se puede observar como gran cantidad de gente renuncia voluntariamente a esas libertades y se dejan manipular y seducir por grupos de presión en los que no es descabellado pensar los psicópatas desempeñen papeles relevantes.
Eso del sueño americano. Eso de que los estadounidenses, y sobre todo los pobres, renuncien a ese Estado del Bienestar que con tanto sufrimiento se consiguió en Europa y con tanta facilidad se va a perder.
Estados Unidos es posiblemente el país más civilizado del mundo y paradójicamente está encadenado al salvajismo más profundo con la pena de muerte y el derecho a portar armas.
Dicen que las armas no matan, sino que lo hacen quienes las usan. Pero las armas no se fabrican para hacer flanes de leche y huevo con ellas.
Incluso algunos policías, que lógicamente han de tener permiso de armas, y han debido de pasar unas pruebas para demostrar su autocontrol, cometen asesinatos pasionales.
Cualquiera que tenga un arma en casa sufre alguna vez la tentación de usarla contra alguien.
Parece ser que este Derek Medina puede salirse de rositas, o sea con unos pocos años de cárcel. La pena de muerte es una salvajada, pero la impunidad viene a ser otra.
El hecho de que haya colgado la foto de su víctima en Facebook y haya confesado el asesinato puede actuar en favor suyo, aunque en principio parece que le incrimina. O sea, que no está en sus cabales y además todo fue por un arrebato. Y no se esconde, sino que confiesa.
A veces, el que parece tonto no lo es.
A la víctima no la va a resucitar nadie.

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