domingo, 4 de agosto de 2013

El gobierno inglés convoca al embajador español

Una característica común a toda la clase política española es la de pretender sacar rédito electoral a cualquier cosa en la que se vean posibilidades. Gracias a eso ha podido perdurar Eta, los nacionalistas se han hecho los amos, el sistema educativo es una birria, etc.
Gibraltar no ha sido ajeno a esos manejos electoralistas, por lo que, al igual que CiU y el PNV y otros, ha ido arañando ventajas y ganando terreno cada vez.
Con respecto a la anacrónica colonia hay que tener en cuenta algunas cosas. Inglaterra se apresuró a devolver Hong Kong a China, pero no es su intención devolver Gibraltar a España. A Inglaterra las leyes internacionales, la Justicia, las razones históricas, etc., le importan un bledo. Lo que realmente importa a Inglaterra es la ley del más fuerte.
Puesto en la tesitura de elegir entre el Reino Unido y España, Estados Unidos siempre optará por el primero, independientemente de quien tenga razón y de lo que indique la ONU.
El hecho de que el repugnante gobierno de esa teocracia hipócrita que es la Gran Bretaña llame a consultas al embajador español, para protestar por algo relativo a Gibraltar, lo que hace es poner de manifiesto con quien nos jugamos los cuartos.
Hay que reconocer que cuando los británicos quieren competir a ver quien tiene la cara más dura no hay quien les gane. Son insuperables en esto.
La lista de agravios que podría llevarles Federico Trillo, sólo con respecto a Gibraltar, podría dar varias vueltas al mundo. Sólo que él sabe que si hubiera escrito esa lista la gobernadora suprema de la Iglesia de Inglaterra no la hubiera leído. A saber lo que hubiera hecho esa señora con esa lista. Trillo no fue y en su lugar lo hizo Ramón Gandarias, y no se entiende que fuera él. Se podría haber mandado a Belén Esteban.

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