miércoles, 8 de julio de 2015

Arturo Mas es un retrógrado

Lo siento, es lo más agradable que puedo decir de él. He estado buscando halagos que le cuadren, y que yo esté dispuesto a decírselos. Ya no es que se ponga de puntillas cuando le van a fotografiar, es que el hombre esconde muy bien lo que pueda tener de bueno.
Miro el periódico y aparece este titular: «¿Un gobierno español puede dialogar con ETA y no con el Govern?». Hay que ser miserable para decir eso.
Ningún gobierno español debió negociar jamás con la banda terrorista, porque hacerlo supuso una humillación para los españoles; al menos para los españoles de bien.
Por su parte, Arturo Mas forma parte de la Administración española, dentro de la cual hay unos cauces de diálogo que son los que utiliza normalmente para pedir más y más dinero, que luego gasta como se le antoja, es decir, no en beneficio de los ciudadanos, sino de su delirio.
Las negociaciones de los gobiernos españoles con ETA han sido a escondidas, porque por lo menos eran conscientes de que estaban obrando mal. En cambio, sí que hubo un destacado miembro del gobierno de la Generalidad catalana que fue en coche oficial a negociar con ETA.
Algo ocurre en Cataluña para que el nivel moral de sus políticos y periodistas sea uno de los más bajos de España. Claro que hay excepciones, como Enrique González y algún que otro, en el caso de los periodistas, y quizá Vidal Quadras en el de los políticos. Si Pujol le tenía tanta inquina por algún motivo tendría que ser.
Todas estas cosas ocurren porque durante el periodo constituyente el PSOE de Felipe González fue cómplice de los nacionalistas. Si en lugar de eso hubiera hecho piña con la UCD, con el fin de lograr la mejor Constitución para los españoles, nos habríamos ahorrado muchas muertes de ETA y la crisis en la que estamos inmersos.

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