domingo, 5 de julio de 2015

Hasta Soledad Gallego-Díaz desbarra

Y eso que escribe en El País, en donde tan buenos artículos sobre la desatinada política de Syriza se han publicado. Ayer, sin ir más lejos, uno de Jean-Marie Colombani; y más recientemente, los de hoy de Ignacio Vidal-Folch y Bernard-Henri Lévy. Por cierto, ignoro lo que Iñaki Gabilondo haya podido decir sobre el particular, si es que ha dicho algo.
Basta con que un partido se catalogue como de izquierdas para que enseguida haya un montón de gente de su parte, lo cual es bastante significativo. Esta gente, por lo común, está dispuesta a defender lo indefendible y de nada sirven los datos o las palabras sensatas. Son capaces de servirse de imágenes basadas en ideas falsas, y de pronto se nos aparecen Sócrates, Platón o Aristóteles, como si Tsipras o Varoufakis tuvieran algo que ver con ellos. En realidad, se parecen más a los griegos que condenaron a muerte a Sócrates, cuya labor consistía precisamente en ayudar a alumbrar la verdad. Lo de estos trileros es embarrar el campo.
Paralelamente, cuando se habla de Alemania a quien se saca a relucir es Hitler. Así son los de Syriza y sus defensores. Para ellos, quienes luchan por la libertad son los que tratan de quebrar la ley y quienes la defienden son los que pretenden esclavizar a los demás.
Se conoce que entre los lectores de El País los hay que son de estos y conviene cuidarlos, tarea que esta vez ha recaído en Soledad. Hace poco, Elvira Lindo había defendido la meada en la calle. ¿Quién no ha meado alguna vez en la calle? Y se ha fotografiado. Y ha colgado la foto en las redes sociales. Y se ha definido como post porno. ¿Qué coño es post porno, Elvira? Hay gente que tiene aficiones muy raras. Y también hay gente que tiene que trabajar para pagarlo todo, lo suyo y lo de los que viven del cuento; y esta gente  no merece ser escarnecida ni burlada.

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