jueves, 30 de julio de 2015

Tildan de herético a Pablo d'Ors

Quienes han conseguido medrar dentro de determinadas estructuras suelen revolverse enfurecidos cuando alguien las cuestiona.
En mi opinión, y creo que no soy el único que piensa así, pero si lo fuera daría lo mismo, los disfraces con los que se visten los curas, los obispos y los papas, sirven más para impresionar que para conmover. También creo que todos esos ritos que celebran con gran pomposidad están más cerca de la magia que de los simbolismos.
Parece ser que la Iglesia está perdiendo fieles a gran velocidad y para remediar eso no se les ha ocurrido nada mejor a sus prebostes que elegir un papa populista. Más sensata parece la propuesta que lanzó Pablo d'Ors con su artículo ¿Habrá en la iglesia alguien que se atreva?
Sin embargo, quienes callan ante el desvarío de las monjas, curas, obispos y cardenales nacionalistas, que éstos sí que son heréticos, se han apresurado a tildar de herético el citado artículo y hasta alguno ha urgido a Pablo d'Ors, escritor de fina espiritualidad, a abandonar la Iglesia.
¿Por qué no urgieron jamás a Setién, Uriarte, Carles y otros parecidos a abandonar la Iglesia? ¿Por qué no urgieron a aquellos curas que tan infame comportamiento tuvieron con las víctimas del terrorismo a abandonar la Iglesia? ¿Por qué no se suben a los púlpitos a predicar que los nacionalistas son malos cristianos, puesto que odian a otros semejantes y que quienes votan a Bildu están en pecado mortal?
Esas preguntas son fáciles de responder. Enfrentarse a los nacionalistas supone enfrentarse a muchos y ya no se trata tan solo de defender la verdad en inferioridad de condiciones, es que los nacionalistas pueden dejar de ir a la iglesia y de poner dinero en el cepillo. Enfrentarse a ETA y sus simpatizantes podía tener graves consecuencias.
Enfrentarse a un único sacerdote, cuyo discurso, de puro inteligente, es posible que no entiendan muchos, es más fácil.
Como diría Gabriel Miró, el Señor lo permite.

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