domingo, 19 de julio de 2015

En defensa del Rey

Se ha criticado duramente a Felipe VI por haber recibido en el palacio de La Zarzuela al caradura y desleal Arturo Mas, cuyas actitudes y actividades en países con más tradición democrática que España le habrían llevado directamente a la cárcel.
No se trata de que quiera la independencia de Cataluña, que eso sería legítimo, aunque ilógico e ingrato con el resto de españoles, sino de que conculca continuamente la legalidad.
En democracia se supone que los ciudadanos son adultos y responsables de lo que ocurre; otra cosa es que en España casi nadie se hace responsable de nada y muchos votan como si votar fuera un juego o el ejercicio de un capricho, y si no sale bien a las siguientes elecciones se vota otra cosa y punto. Y no es así. Los votantes son responsables de las tropelías que cometen los políticos que han votado.
Por otro lado, una nación, o un proyecto de nación, como es la Unión Europea, requiere que haya una comunión de esfuerzos entre los ciudadanos. En Cataluña, unos políticos, a los que es mejor no calificar, han sembrado el odio contra el resto de los españoles y este odio avanzar como una mancha de aceite porque los ciudadanos del resto de España se han desentendido del asunto. Dicen 'los catalanes' y en este apelativo incluyen también a los catalanes no nacionalistas que soportan con gran incomodidad lo que sucede.
Deberían darse cuenta los españoles de que han de defender la Constitución, aunque les guste más o menos. La convivencia entre los ciudadanos se basa en el respeto a la ley. No deberían los españoles contemplar de modo pasivo esa burla a la Carta Magna que lleva un cada vez más numeroso grupo de desaprensivos.
Si los ciudadanos se comportaran así, el Rey no habría tenido ningún problema para negarse a recibir a ese pájaro de cuenta que preside la Generalidad Catalana.
Pero es que los partidos políticos tampoco están a la altura de las circunstancias. La prioridad de casi todos es la pesca de votos. Y todo aquello que no da, no les interesa, aunque sea de vital importancia.
El Rey no puede resolver los problemas que los demás miran de reojo.

No hay comentarios: