domingo, 6 de septiembre de 2015

Felipe González, víctima de Rajoy

Publicó Felipe González su famosa Tribuna titulada 'A los catalanes', con la que pretendía pasar por hombre de Estado, obviando su absoluta responsabilidad con respecto a la situación que se vive en Cataluña y no ha tenido más remedio que cantar la gallina, alegando el consabido 'donde digo digo, digo Diego'.
Se sirvió del personaje ideal para el caso y no sería de extrañar que ambos hubieran comido sopa, tal vez de ganso, quizá juliana, o tampoco se puede descartar que fuera de ajo.
Se subestima la capacidad maquiavélica de Mariano Rajoy. Creería este Felipe González que se lo iba a comer crudo con dos discursitos y dos articulitos, y se ha dado de bruces con la propuesta de reforma del Tribunal Constitucional, que probablemente ha sido presentada para que quede constancia ante todos los españoles de que el PSOE no puede votar a favor de ella. Al no poderlo hacer, muchos de sus votantes catalanes se abstendrán o lo harán por el PP.
Esta propuesta también incomoda mucho a Ciudadanos, puesto que le arrebata la iniciativa en Cataluña. Presumiblemente, bastantes votantes de Ciudadanos volverán al PP, pero a este partido no le queda más remedio que votar que sí.
Felipe González es, probablemente, el hombre que más poder ha tenido en España en toda su historia. El presidente en el que más gente ha confiado y nunca ha dado la talla. Siempre ha sido un hombrecillo que abrumado por sus responsabilidades se ha limitado a hacer teatro, a simular que era como sus votantes esperaban que fuera. Pero los más conscientes de ellos se sintieron defraudados y dolidos desde el principio. Esos socialistas, al verlo actuar, dijeron: 'ahora sí que hemos perdido la guerra'. Ellos habrían querido que demostrara que era más honrado y más idealista y más eficiente que los franquistas y vieron que no es más que un tipo vulgar que supo aprovechar su ocasión. Cada paso que da no hace más que confirmar esto.

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