viernes, 4 de septiembre de 2015

Snchz en el laberinto de Rajoy

Es probable que, como alega UPyD, el Estado disponga de los recursos necesarios para hacer cumplir las resoluciones del TC. Pero también cabe añadir que a los juristas Tservan Rabtan y Francisco de Carreras la reforma propuesta por el PP les parece correcta, si bien este último reconoce que puede ser electoralista.
La cuestión es que Rajoy, que todo el tiempo está soportando el desafío de los nacionalistas en solitario, si se exceptúa a UPyD, partido que le molesta mucho, porque es el que le canta las verdades, ha decidido sacar a la luz las contradicciones del PSOE y, al mismo tiempo, recuperar los votos que le quitó Ciudadanos en las últimas elecciones.
Felipe González y Alfonso Guerra intentan parecer hombres de Estado y critican a los nacionalistas, pero se les ve la patita sectaria, que les inhabilita como lo que pretenden parecer, cuando tratan de echarle la culpa a Rajoy, siendo así que fueron ellos quienes permitieron y alimentaron al PSC, en el que está el origen del actual desmadre. Si fueran hombres de Estado serían capaces de reconocer eso, pero sólo son dos pícaros que tuvieron mucha suerte. No me extrañaría nada que se la debieran a Torcuato Fernández Miranda, al que la figura de Rodolfo Llopis le llenaría de inquietud.
En lo que respecta a Pdr Snchz, que es el que se va a tener que retratar con la propuesta del PP, cabe decir que su pensamiento político quedó resumido en esta frase que lanzó para la posteridad: «En ganas de ganar a la derecha no nos gana nadie.». Con este precedente, no cabe extrañarse de su última gansada. Dado que no puede votar a favor de la ley, porque si lo hiciera perdería la mitad de sus electorados catalán, valenciano y vasco, no se le ha ocurrido más que decir que es una concesión a la extrema derecha.
En otro orden de cosas, a Borrell le han tomado el pelo en La Vanguardia. Las cuentas no pueden salir así. Si Cataluña se independizara, el 95 por ciento de las editoriales tendrían que salir de allí, como también sería el caso de los bancos, de Gas Natural y de muchas otras empresas. Tampoco cabe considerar que los productos catalanes tendrían la misma acogida en el mundo.

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