Hay una gorda que hizo una animalada. Como no veo la televisión siempre llego tarde a todo. Más divertido así, saber las cosas cuando ya ha pasado todo. En realidad, no tardé tanto en enterarme, pero no quise hacer mucho caso de la provocación.
La cuestión es que hay una gorda que hizo una animalada, y no se puede hablar de gordas, porque lo prohíbe el wokismo reinante y tampoco se puede decir que hizo una animalada, porque eso sería considerado como intolerancia y prueba de escaso sentido del humor. Mientras tanto, nos viene alertando Sánchez de que en cualquier momento podemos volver a vivir bajo una dictadura. La que está implantando él será, porque la de Franco ya no puede volver a ser: está muerto. Para Sánchez, Maduro es bueno y Franco malo. No ha explicado dónde ve la diferencia. Hay una que está clara, la de Franco vino a causa de las circunstancias, mientras que la de Maduro, es por voluntad suya. La de Franco era de derechas y la de Maduro es de izquierdas y cuenta con el apoyo de las otras dictaduras de izquierdas que hay en el mundo. Sánchez no pudo hacer negocios con Franco, pero hay indicios más que claros de que sí los hace con Maduro. Nos quiere hacer creer que Delcy no estuvo en España y que tampoco traía maletas. Negará que Maduro está asesinando y torturando. Y alabará las actividades de Zapatero.
El caso es que tenía que hablar de la gorda y de la animalada que hizo la gorda, y sin querer me he desviado del asunto, y ahora recuerdo que no se puede decir gorda, ni calificar lo que hizo como animalada. Ella, la gorda, quería provocar, las risas de unos y el enojo de otros. Pero resulta que he de retirar la palabra gorda, porque no se puede decir, y he de retirar también lo de que hizo una animalada.´
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