Para que se vea la diferencia, habría que añadir que a Sánchez, nuestro felón, acudieron a escucharlo los mamones de costumbre y unos pocos más dispuestos a echarse unas risas con las chorradas que dijo. Y es que Sánchez, como Milei, es economista, incluso Doctor -Doctor Cum Fraude-, pero no tiene ni idea de economía, ni de nada. Solo de hacer felonías.
En cambio, Milei llenó el aforo el año pasado y lo ha vuelto a hacer en este. Y es que Milei da conferencias sobre economía en prestigiosos foros llenos de economistas de postín, que le escuchan con atención y salen satisfechos. Tiene un discurso consistente y sabe llevarlo a la práctica. Son notables los progresos que está consiguiendo en Argentina. Cuando nuestro Doctor dice que la española es la mejor economía del mundo, se le ríen en todo el mundo. Ya no hay nadie que no sepa que hace trampas en todo.
Milei sabe que el movimiento woke es nefasto. Es la negación de la libertad, de la inteligencia y del progreso. Los seguidores de ese movimiento ignoran por completo las enseñanzas que le debemos a Sócrates, sabio entre los sabios. Hay un antes y un después de Sócrates en la historia de la humanidad, y luego llegan estos necios a negar su existencia. El movimiento woke pretende imponer dogmas que son mentiras que no se sostienen, pretende negar la libertad de conciencia y de pensamiento para obligar a todos a seguir unas ideas que llevan directamente al precipicio, a la catástrofe, al fin de la humanidad.
Milei, tan profusamente insultado por Sánchez y sus ministros y ministras, no tiene ningún reparo en hablar con claridad, en dejar en ridículo a sus oponentes, por ignorantes y malvados, y explicar las consecuencias que se derivan de seguir la doctrina nefasta, la mentecatez del ideario woke.
Mientras Argentina sale del abismo, Venezuela lucha heroicamente para recuperar la democracia, España se encamina hacia el infierno.
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